Déficit en educación y productividad
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El Banco Central entregará mañana su último Informe de Política Monetaria (IPoM) de 2024, para el que expertos y el mercado pronostican una corrección a la baja respecto al rango de entre 2,5% y 2,75% estimado en el informe anterior, dando cuenta con ello de debilidades estructurales de la economía chilena.
En un escenario de estancamiento que ya se extiende por más de una década, un factor central y preocupante es la productividad. De acuerdo con cifras de la Comisión Nacional de Evaluación y Productividad (CNEP), entre 2018 y 2023, este indicador ha mostrado una tendencia sostenida a la baja, cuadro en el que el capital humano ha resultado ser un factor crítico y limitante.
Las bajas pensiones, la delincuencia y la informalidad laboral tienen en común falencias en capital humano.
Un reciente informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) reveló que el 44% de los adultos en Chile carece de competencias básicas en matemáticas, en comprensión lectora y en resolución adaptativa de problemas. El desempeño del país no solo estuvo muy lejos de la media, sino que constituyó el peor resultado entre 31 países evaluados, donde Finlandia se ubicó en la mejor posición. Estas cifras reflejan deficiencias en la calidad educativa y en las habilidades laborales de la fuerza de trabajo, respecto de estándares internacionales, que impactan directamente en la capacidad del país para mejorar su productividad y competitividad global.
Según la OCDE, los países que logran una diferencia a favor de 58 puntos respecto de la media en matemáticas, logran remuneraciones superiores en torno a 9%. En este indicador, Chile anotó una brecha de 49 puntos en contra. De acuerdo con datos de la misma organización, mientras la productividad del país alcanza a alrededor de US$ 28 por hora trabajada, Finlandia llega a US$ 60.
En este escenario, no resulta comprensible que en el debate público y la agenda legislativa no figuren con urgencia la educación y las habilidades básicas como prioridades estratégicas para mejorar los niveles salariales, la calidad de vida y promover un desarrollo económico sostenible. Muchas de las actuales problemáticas, como las bajas pensiones, la delincuencia o la informalidad laboral, tienen como común denominador las falencias en materia de capital humano. Asimismo, industrias claves para el desarrollo económico, como la transición hacia energías limpias o una economía descarbonizada, han advertido reiteradamente sobre la falta de capacitación y especialización para aprovechar las oportunidades que ofrece el país.
El tema es de interés del sector privado, donde iniciativas de la CPC, Sofofa y ACTI, entre otras, han buscado colaborar para promover un mayor desarrollo de capital humano. Según las cuentas de la OCDE, por cada 10% de aumento en la calidad educativa, el crecimiento potencial sube en hasta 0,3 punto porcentual del PIB anual. Puesto así, en lugar de ignorarlo, el debate debiera instalarse con prioridad.