Editorial

Decisiones para el crecimiento

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Nuestra contraportada de ayer consignó la opinión de un conocido columnista del Financial Times y experto financiero, que mencionaba a Chile entre un grupo de países muy disímiles (también Canadá, Alemania, Sudáfrica y Tailandia) “que no hace mucho se anunciaban como estrellas, pero que ahora están colapsando”, lo que ilustra “tanto un fuerte declive del crecimiento del ingreso real per cápita como una caída de su participación en el PIB mundial”.

Como toda opinión, la de este analista se puede discutir -por ejemplo, la causalidad que establece entre una “anémica” recaudación de impuestos, mala calidad de los servicios públicos y “violentas protestas callejeras” no es tal, como se sabe-; pero resulta interesante cómo su argumentación pone en perspectiva mucha de la discusión local sobre la economía y sus problemas.

Destrabar la agenda económica requiere que la agenda política no sea un impedimento.

En particular, a la luz del actual debate sobre el desempeño pasado y futuro de la economía chilena, importa relevar la lección de que el crecimiento no viene garantizado por condiciones estructurales, sino que es fruto de determinadas decisiones y caminos que los países escogen. Respecto de Chile, preocupa -como resalta la columna y refleja la discusión nacional- que “se parezca más a una anticuada economía de materias primas” que a la “estrella” de hasta hace un par de décadas. Esto no es un argumento en contra de continuar aprovechando el potencial aún cuantioso de los recursos naturales para el desarrollo -el litio es un claro ejemplo-, sino más bien un recordatorio de que las estrategias económicas no pueden ser rígidas, incluso cuando son exitosas.

En efecto, “cualquier país puede encontrarse atascado hasta que encuentre el liderazgo y la visión para trazar una salida”. En momentos en que parte importante de la agenda económica se encuentra, justamente, “atascada”, buscar formas alternativas de sacarla adelante -y no persistir en estrategias y contenidos que lo impiden- parece indispensable. Esto requiere que la agenda política no sea un impedimento.

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