La presidenta electa acaba de confirmar que anunciará este mismo mes a los integrantes de su gabinete. Lo anterior es de la mayor transcendencia, no solo porque cada ministro y subsecretario designado deberá comenzar a dar forma concreta al diseño e ingeniería de detalle de cada una de las propuestas del programa de gobierno, sino porque además sus nombres constituirán una importante señal para el país y sus grupos intermedios sobre la orientación que tomará la conducción del gobierno y de las carteras en particular. No debe olvidarse que conforme a la Carta Fundamental, los ministros de Estado son los colaboradores directos e inmediatos del presidente de la República en el gobierno y Administración del Estado.
En la formación de un gabinete interesa, por cierto, el compromiso de cada uno de los designados a trabajar arduamente para cumplir con el programa propuesto a la ciudadanía, junto con su capacidad política y técnica. Ello incluye idoneidad para liderar y manejar equipos, y una necesaria aptitud para dialogar con los partidos de gobierno y de oposición. Más allá de los rasgos individuales, el gabinete en su conjunto debe ser además un grupo armónico para que los variados proyectos de una coalición tan amplia como la que llevó a Michelle Bachelet al poder puedan llevarse a cabo adecuadamente. La presidenta electa, con la conformación de su gabinete, deberá demostrar ahora otras facetas de su liderazgo, distintas a la capacidad de convocatoria. A través de él mostrará sus énfasis y cómo se relacionará su gobierno con los partidos políticos para la concreción de aquellos, cuestiones todas de suma importancia para el país.