Editorial

Casen 2022: mensaje para la reforma previsional

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De acuerdo con un análisis del Instituto de Políticas Públicas de la UNAB que dio a conocer DF esta semana, la noticia de reducción de la pobreza en la encuesta Casen 2022 esconde una compleja realidad: tres de cada 10 ocupados no cotiza para su pensión, cifra que prácticamente se duplica para quienes integran el 20% más vulnerable de nuestra población.

La tarea es entonces doble: subir el porcentaje de ocupados cotizantes, pero de manera incluso más relevante, lograr que la brecha entre quintiles disminuya, fomentando el empleo formal (y con ello la cotización) entre quienes están en una situación más precaria.

La falta de cotización para las pensiones hace doblemente vulnerables a quienes ya están en una situación precaria.

Esto, por cuanto la falta de cotización hace doblemente vulnerables a quienes ya están en una situación precaria. Un trabajador que no cotiza no sólo tendrá una menor pensión de vejez en el futuro, sino que en el presente no cuenta con herramientas de seguridad/protección social (seguros) ante riesgos como un accidente laboral, una enfermedad, el desempleo, entre otros.

En momentos en que su diseño sigue siendo revisado, y que el Gobierno estaría preparando una pronta batería de indicaciones para acercar posiciones, la reforma previsional -cuya mesa técnica fue suspendida por el Ejecutivo la semana pasada- puede ser una oportunidad para abordar este desafío. Los resultados de la Casen son un llamado a que cualquier cambio que se plantee debe tener como norte no sólo no desincentivar la cotización, sino que fomentarla, sobre todo entre quienes tienen ingresos más bajos.

Mientras que un fortalecimiento de la PGU condicionado a una mayor densidad de cotizaciones podría ir en esa línea, destinar todo o parte de la cotización a un sistema de reparto podría ir en sentido contrario, por cuanto arriesga desincentivar el ahorro de los trabajadores, al alejar la propiedad de los fondos respecto de quien los cotiza. Con todo, el llamado del gobierno a que los pensionados no pueden seguir esperando resulta atendible, pero no a cualquier costo, porque la reforma previsional debe también considerar el mensaje de la Casen, que no es otro que los trabajadores (y sobre todo los más vulnerables) tampoco pueden esperar más.

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