Cambio de mando en Washington
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Es muy posible que la Presidencia de Donald Trump —tan llena de controversias y escándalos como tal vez ninguna otra— sea definida, más que nada, por la forma en que terminó. Con el mandatario negando hasta el último minuto en sede judicial la victoria de su rival en la elección presidencial de noviembre de 2020 —reconocida incluso por su propio partido—, y alentando a sus partidarios a protagonizar un violento asalto al Capitolio para impedir que éste la ratificara.
Por esas y otras razones, en más de un sentido tanto los partidarios como los detractores de Joseph Biden, quien asume hoy la Presidencia de los Estados Unidos, esperan (o temen, según el caso), que el nuevo gobernante demócrata sea una suerte de anti Trump, desde la gestión económica a la política social. Aunque corresponde a los estadounidenses primero emitir juicio sobre su anterior Presidente, no parecería ésa la forma más constructiva de iniciar un nuevo mandato, sobre todo uno que tiene entre sus primeros objetivos “unir a una nación dividida”.
En el plano internacional, en cambio, parece más clara la necesidad de un giro en el liderazgo de la Casa Blanca, al menos en el sentido —crucial— de ser más una fuente de confianza y seguridad, que causante de incertidumbre y volatilidad. En especial, enmendar relaciones con algunos aliados tradicionales de Washington, en extremo tensionadas en el cuatrienio que termina, debería ser una prioridad del nuevo secretario de Estado.
En el pasado, Estados Unidos fue uno de los principales impulsores y baluartes del sistema internacional y sus instituciones, lo que sufrió un retroceso estos últimos cuatro años, a menudo a expensas de la imagen y credibilidad de Washington entre naciones amigas. En un mundo en que la configuración de poder está cambiando a algo parecido a un esquema bipolar en las próximas décadas debido al ascenso de China, es preciso que la que sigue siendo primera potencia esté activamente comprometida en la mantención y promoción de un sistema con reglas colectivamente acordadas, en aras de la prosperidad común, y también de la paz.