Brechas laborales
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La tasa de desempleo registró una baja de 0,5 punto porcentual en 12 meses en el trimestre móvil septiembre-noviembre, situándose en 8,2%, por debajo incluso de las estimaciones de mercado, lo que sin duda constituye una buena noticia. Sin embargo, más que a un aumento en la ocupación, la baja obedeció a la moderación en la fuerza de trabajo, lo que sigue evidenciando debilidades en un sector que no logra recuperar los niveles que exhibía antes de la pandemia y del estallido social.
De acuerdo con las cifras del INE, la ocupación creció 1,6% interanual, tras la creación de 148 mil nuevos empleos. Se trató de la cifra más baja en 12 meses, desde febrero-abril de 2021. En términos desestacionalizados, la ocupación no mostró variaciones en noviembre respecto de octubre y, de hecho, se ha mantenido prácticamente en el mismo nivel en los últimos siete meses. Con ello, el número actual de ocupados se situó en torno a 9,2 millones de personas, lo que involucró un incremento marginal de 37 mil trabajadores respecto del mes anterior.
El desempleo entre las mujeres sigue alto y su participación en el mercado laboral está aún muy rezagada.
Así, en el trimestre septiembre-noviembre, la tasa de ocupación alcanzó a 56,5%, por debajo del 58,2% del período prepandemia, lo que significa que aún existe una brecha en torno a 279 mil empleos que no se han recuperado. El déficit entre las personas de 25 años y más, las que concentran los mayores niveles de productividad, alcanza a unos 235 mil puestos de trabajo.
Entre las cifras publicadas por el INE llama particularmente la atención la desocupación entre las mujeres. La tasa subió a 9,1% interanual, debido a un alza de 1,2% en la fuerza de trabajo, mayor al incremento de 1,1% entre las ocupadas. Por otro lado, las mujeres fuera de la fuerza de trabajo se expandieron 0,6%, las desocupadas lo hicieron en 1,8%, y la tasa de participación laboral femenina se ubicó en 52,4%, frente al 71,1% de los hombres.
Hace ya casi dos décadas, organismos internacionales como el Banco Mundial vienen alertando que una de las condiciones para que Chile pueda capitalizar su potencial económico es igualar la participación masculina y femenina en la fuerza laboral, lo que básicamente es aprovechar capital humano no utilizado. La OCDE ha estimado que la participación laboral femenina podría aportar entre 0,5 y 0,8 punto porcentual adicional al crecimiento anual del PIB, lo que en momentos en que se debate cómo retomar tasas de expansión de largo plazo en torno a 5% tiene creciente actualidad. Sumar más mujeres al mundo laboral requiere propiciar condiciones que faciliten su incorporación y que no la encarezcan, lo que en un Gobierno que se declara feminista y al que le resta un año de ejercicio bien podría ser una prioridad.