Un diagnóstico lapidario es el que entrega el informe sobre la productividad total de factores del sector minero en el país. La medición elaborada por el Centro Latinoamericano de Políticas Económicas y Sociales de la Universidad Católica (Clapes-UC) revela que entre los años 2000 y 2013 la productividad del sector minero nacional acumula una caída de 82,7%, la que medida en términos de productividad por trabajador arroja un retroceso de 96,3%.
Entre los factores que explican el deterioro de este indicador se cuentan la evolución alcista seguida por los salarios en el sector, el alza en los costos de la energía, especialmente a nivel del sistema eléctrico del norte grande y la caída en las leyes minerales en varias de las faenas. Se trata de variables todas conocidas cuyo impacto adquiere mayor relevancia en la perspectiva del comentado informe de productividad.
Con todo, y más allá de lo conocido del diagnóstico y lo abrumador que resulta dimensionar lo profunda que ha sido la pérdida de productividad, la pregunta que queda instalada con potencia es cómo se enfrenta esta situación y se sale adelante.
Sin ánimo de simplificar la respuesta, una pista la entregó hace unos días el ex presidente ejecutivo de Codelco Thomas Keller, quien dijo que de esta encrucijada sólo es posible salir quebrando huevos. Con el aval que dan los resultados obtenidos por este ejecutivo en la cuprera estatal, todo indica que quebrar huevos pasa por atacar decididamente los altos costos internos y externos de producción y avanzar en eficiencia, en donde probablemente los años de bonanza instalaron prácticas que hoy están desalineadas con las necesidades del sector.