Avanzar en consensos en la reforma previsional
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Es sabido que la lógica del todo o nada rara vez beneficia a las personas y que las imposiciones, tampoco lo hacen. Alguna vez, Chile fue testigo de grandes acuerdos transversales a los que concurrieron todas las fuerzas partidarias -con excepciones muy puntuales- y que fueron necesarios ante momentos de aguda crisis social, política y económica. Hoy, el país está sobre un escenario en que bien vale el esfuerzo declinar las máximas y optar por puntos de encuentro que permitan mejorar la situación de los actuales pensionados, ofrecer un panorama con mayores certezas a las próximas generaciones y abordar estructuralmente el desarrollo del mercado de capitales.
Todo ello no solo contribuiría a garantizar pensiones sostenibles, sino que impulsaría el crecimiento, la creación de empleo y la competitividad. En este diagnóstico existe acuerdo, por lo que resulta llamativa la rigidez del Partido Republicano, que se margina de la búsqueda de soluciones transversales, así como la convocatoria del Frente Amplio -el partido del Presidente Boric- a una protesta masiva en contra de la reforma de pensiones impulsada por el Gobierno.
La mesa técnica ha sentado las bases para alcanzar un acuerdo; lo que resta es voluntad y liderazgo para materializarlo.
Han transcurrido 16 años desde que se introdujo la primera reforma al sistema de AFP. El entonces Gobierno de la Presidenta Bachelet creó el pilar solidario para mejorar las pensiones de los sectores más vulnerables y más de una década después, el exPresidente Piñera logró poner en marcha la PGU para el 90% de la población de menores ingresos. Ningún otro intento de grandes reformas al pilar contributivo ha prosperado, pese al consenso en que el tema es urgente.
Desde el mundo empresarial se ha enfatizado la necesidad de diálogo y de destreza negociadora para alcanzar un acuerdo. En el Congreso, una mesa técnica ha evidenciado con claridad la necesidad de aumentar en seis puntos porcentuales las cotizaciones, con cargo al empleador, frente a un proyecto inicial del Gobierno que proponía destinar la totalidad de ese incremento a un sistema de seguro social que contemplaba reparto.
Si bien es válida la postura que apunta a canalizar los seis puntos a cuentas individuales, también es claro que no hay viabilidad política para que ocurra. De allí que las conclusiones del segundo informe de la mesa técnica -desplegado en esta edición- sienta las bases de una fórmula que, si bien no dejará a todas las fuerzas satisfechas, sí permitirá cerrar incertidumbres. Y es también una oportunidad propicia para resolver temas otros temas de fondo, como la edad de jubilación y aspectos estructurales que afectan al sistema previsional.
Están los elementos técnicos para impulsar incentivos al ahorro previsional y corregir distorsiones en materia de las pensiones recibidas por hombres y mujeres. Lo que resta es la voluntad y liderazgos, tanto en la oposición como el oficialismo, para para evitar que las posiciones extremas dominen un debate que debe priorizar el futuro de las familias. Chile está cerca de una solución: fallar no es una opción.