Editorial

Ajuste tributario en Francia

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El gobierno socialista de François Hollande acaba de anunciar una serie de ajustes tributarios que no han pasado inadvertidos. Tras meses de resistir la demanda de acciones por parte del sector empresarial, las autoridades anunciaron una serie de exenciones tributarias a las empresas que involucran recursos por sobre US$ 25.000 millones.



En paralelo, el paquete de medidas se hizo cargo en forma indirecta de la queja respecto de los altos costos laborales de Francia. En efecto, en lugar de atacar el elevado nivel de contribuciones de la seguridad social, el gobierno optó por entregar beneficios tributarios valorados en unos US$ 12.000 millones y que según las autoridades equivalen a un recorte cercano al 6% en el nivel de costos asociados a mano de obra, que en el caso de Francia se cuentan entre los más altos de Europa.

Pero eso no es todo, ambas medidas forzaron a las autoridades a diseñar recortes de gastos y crear mecanismos tributarios de compensación fiscal. Rebajas en el gasto público, ahorros en algunos programas y un alza en el Impuesto al Valor Agregado (IVA) forman parte de las compensaciones, las que puestas en el contexto político y el momento económico que vive Francia, suponen un revés vergonzoso para el mandatario socialista. Para Hollande no es menor tomar estas acciones luego de que una de sus primeras decisiones al asumir fue, contra toda lógica, rebajar nuevamente la edad de jubilación en el país. Como era de esperar la lógica aritmética ha terminado por imponerse, demostrando más allá de los discursos de campaña y la retórica política que no existen atajos o fórmulas mágicas para cuadrar las cuentas públicas.

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