Al cierre de la jornada de ayer el Banco Central de Chile dio a conocer su decisión de iniciar un programa de compra de divisas destinado a fortalecer su posición de liquidez internacional. Se trata de un programa que se desarrollará a lo largo de 2011 y que involucrará un total de US$ 12.000 millones, de modo de llevar la posición de liquidez a cerca de un 17% del PIB. La determinación, como preveían muchos economistas, se materializó en las inmediaciones de los $ 460 por dólar, valor que diversos cálculos hacen equivalente al de la intervención previa que se anunció en abril 2008 y que abarcaba US$ 8.000 millones.
El anuncio de ayer se produjo en una jornada en que a primera hora se liberaron las minutas de la última reunión de política monetaria del Banco Central realizada a mediados de diciembre, sesión en cuyas deliberaciones se mencionó que los actuales niveles del tipo de cambio real se encontrarían en el límite inferior del rango consistente con sus fundamentales de largo plazo.
Es más, en las mismas deliberaciones un consejero afirmó que el diferencial de tasas que existe, y se está acrecentando con el mercado internacional, podría afectar la trayectoria del tipo de cambio a corto plazo, cuestión que en condiciones normales no tendría un efecto significativo, pero que en circunstancias especiales, en donde la política monetaria indujera una apreciación real persistente, podría tener un impacto expansivo sobre el gasto en un horizonte de dos años, anulando total o parcialmente el impacto contractivo deseado, consignaban las minutas.
Dicho planteamiento básicamente referido a la efectividad de la política monetaria, así como otras deliberaciones relacionadas con el nivel de reservas internacionales, son con seguridad parte sustantiva de la explicación que motivó la decisión de la autoridad. Sin embargo, el comunicado oficial no escatima advertencias respecto del escenario de riesgos a nivel internacional, el cual avala la decisión ya que se caracteriza por elevados precios de materias primas, bajas tasas de interés, lenta recuperación de las economías desarrolladas y depreciación del dólar estadounidense.
Las argumentaciones dadas por el Banco Central para avalar su decisión conforman un conjunto consistente, el cual ahora será sometido al test del mercado, ya que como el propio instituto emisor, las fuerzas que han impactado el desempeño de esta variable en los últimos meses son diversas y prometen permanecer como factores de riesgo por un buen tiempo.
El anuncio de ayer se produjo en una jornada en que a primera hora se liberaron las minutas de la última reunión de política monetaria del Banco Central realizada a mediados de diciembre, sesión en cuyas deliberaciones se mencionó que los actuales niveles del tipo de cambio real se encontrarían en el límite inferior del rango consistente con sus fundamentales de largo plazo.
Es más, en las mismas deliberaciones un consejero afirmó que el diferencial de tasas que existe, y se está acrecentando con el mercado internacional, podría afectar la trayectoria del tipo de cambio a corto plazo, cuestión que en condiciones normales no tendría un efecto significativo, pero que en circunstancias especiales, en donde la política monetaria indujera una apreciación real persistente, podría tener un impacto expansivo sobre el gasto en un horizonte de dos años, anulando total o parcialmente el impacto contractivo deseado, consignaban las minutas.
Dicho planteamiento básicamente referido a la efectividad de la política monetaria, así como otras deliberaciones relacionadas con el nivel de reservas internacionales, son con seguridad parte sustantiva de la explicación que motivó la decisión de la autoridad. Sin embargo, el comunicado oficial no escatima advertencias respecto del escenario de riesgos a nivel internacional, el cual avala la decisión ya que se caracteriza por elevados precios de materias primas, bajas tasas de interés, lenta recuperación de las economías desarrolladas y depreciación del dólar estadounidense.
Las argumentaciones dadas por el Banco Central para avalar su decisión conforman un conjunto consistente, el cual ahora será sometido al test del mercado, ya que como el propio instituto emisor, las fuerzas que han impactado el desempeño de esta variable en los últimos meses son diversas y prometen permanecer como factores de riesgo por un buen tiempo.