Vientos de cola para la economía y ciclo político
Mauricio Villena decano Facultad de Administración y Economía UDP
Los vientos de cola para la economía son condiciones favorables que impulsan crecimiento, inversión y confianza empresarial. Pueden surgir por factores externos, como precios favorables de materias primas o acuerdos comerciales, o por expectativas internas sobre cambios políticos que generen un mejor clima de negocios. La economía no solo reacciona a la política cuando se implementa, sino que también se anticipa a ella. La opción de un Gobierno pro-crecimiento puede activar efectos positivos meses antes de una elección, ya que inversionistas y empresarios ajustan sus estrategias según los escenarios políticos previstos. Esto puede traducirse en mayor confianza e inversión privada y la recuperación del consumo.
Reducir impuestos corporativos y ofrecer incentivos a la inversión atraería capital nacional y extranjero, fomentando el crecimiento y la reinversión. La experiencia internacional demuestra que una carga impositiva simplificada favorece el emprendimiento y la innovación. Asimismo, facilitar el acceso a financiamiento para PYMEs y eliminar trabas burocráticas potenciaría su expansión en un entorno más dinámico.
“Comprometerse con la desregulación en sectores como minería, energía y construcción agilizaría la inversión y haría a Chile más atractivo para inversionistas”.
Comprometerse con la desregulación en sectores como minería, energía y construcción agilizaría la inversión y haría a Chile más atractivo para inversionistas. Un Gobierno comprometido con este enfoque y con modernizar su estructura facilitaría la ejecución de proyectos clave, permitiendo que los sectores productivos operen con mayor eficiencia y certezas.
Invertir en transporte, conectividad digital y energía fortalecería la productividad y el empleo. Asociaciones público-privadas podrían modernizar carreteras, ampliar el acceso a internet y mejorar la movilidad laboral. La construcción de carreteras, puertos y aeropuertos impulsaría el comercio y la integración regional, mientras que una mayor inversión en energías renovables garantizaría un suministro sostenible y competitivo.
Expandir mercados mediante nuevos acuerdos comerciales también fortalecería sectores como agricultura, litio y servicios, aumentando la resiliencia económica ante crisis. Diversificar exportaciones y abrirse a nuevos mercados permitiría a Chile aprovechar su potencial en sectores emergentes, consolidándolo como un actor relevante en el comercio internacional. Un marco legal estable y competitivo facilitaría el acceso de exportadores a mercados extranjeros y mejoraría la competitividad de nuestros productos. La inversión en infraestructura logística y la reducción de costos asociados al comercio exterior serán clave en este proceso.
Ojalá que los candidatos presidenciales reconozcan la importancia del crecimiento económico como una demanda ciudadana prioritaria. Incluir estas reformas en sus programas incentivaría la economía desde 2025 y, si se implementan, marcarían la diferencia entre prosperidad y estancamiento. El futuro económico de Chile dependerá de la capacidad del próximo Gobierno para promover inversión y productividad. La clave estará en medidas pragmáticas y sostenibles que generen crecimiento y mejoren la calidad de vida.