Para hacer realidad el Arco del Pacífico
El Arco del Pacífico es una idea positiva y posible, frente a los tantos intentos de integración y grupos existentes en la región
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Verónica Neghme
Se acaba de dar a conocer por la prensa la realización a fin de mes de una reunión en Santiago de Chile de los países que conformarían el denominado Arco del Pacífico.
El canciller Moreno explicó que Chile ha planteado un encuentro abierto donde puedan participar México, Colombia, Panamá, Perú, Chile, Costa Rica, Guatemala, Honduras, El Salvador, Nicaragua. El objetivo de la reunión sería identificar los temas en los que el proceso de integración entre estos países pueda ser más rápido, mencionando el canciller de Chile, la integración física y energética, avanzar más rápido en los TLC firmados entre Chile y todos ellos, el tema de las migraciones, crear un mercado mayor para abordar mejor el mercado asiático, etc.
El Arco del Pacífico es una idea positiva y posible, frente a los tantos intentos de integración y grupos existentes en la región que no han podido concretizar sus propósitos, por diversas razones. Y por otro lado, Chile solo no puede enfrentar la alta demanda exportadora que requieren los mercados del Asia y por sí solo no es tampoco un mercado atractivo para atraer inversiones, por ser pequeño. Es cierto que además en Asia hay varias propuestas y esquemas en marcha, además de APEC -ahora algo estancado por la coyuntura geopolítica actual-, por ello es positivo que el Pacífico sudamericano se institucionalice.
Para que el Arco el Pacífico pueda ser realidad como política de largo plazo, pensamos que es condición indispensable separar la ideología y comprometer la voluntad política de cada uno de los jefes de Estado. No es cuestión que coincidan en su mayoría gobiernos de determinada tendencia, lo importante es estar convencidos que de esta forma se puede cumplir con objetivos básicos que potencien a los países participantes en el Pacífico Sudamericano. Eso sí, sería aconsejable acordar un cronograma de trabajo y establecer que los acuerdos establecidos tengan un carácter vinculante, justamente para asegurar la voluntad política de las partes. Recordemos que nuestra cultura es diferente a la de los asiáticos.
En cuanto a la integración energética entre los miembros, debemos tener en mente cómo conciliar ésta con la seguridad mutua, de tal forma que un eventual mal manejo de las fuentes de energía por cualquier razón, pudiera afectar a todos los miembros del Arco. Si uno gana, ganan todos y si un miembro pierde, pierden todos. De ahí la importancia que en los vínculos predomine el pragmatismo por sobre cualquier otra consideración ideológico-política.
El Arco del Pacífico requiere también de una infraestructura más amigable entre las partes, sistemas de tránsito expedito entre las aduanas, más interconexión aérea, política de cielos abiertos, buscar la mejor manera de homologar controles fitosanitarios, considerado la diferencia de climas y, por tanto, de plagas o enfermedades de cada país miembro. Indispensable es el estudio de las legislaciones laborales de cada país para hacer más expeditos los procesos de intercambio.
Chile tendría que -de una vez por todas- diseñar una política de migración acorde con el desarrollo que se ha propuesto el gobierno en los próximos años.