¡Urge un movimiento republicano!
Siempre será necesario un movimiento republicano: personas que piensen lo público desde una concepción verdadera de la persona humana, guarden profundo respeto por las instituciones y toda la herencia histórica y cultural que ha recibido Chile. Pero hoy esa necesidad se hace urgente.
Siempre será necesario un movimiento republicano: personas que piensen lo público desde una concepción verdadera de la persona humana, guarden profundo respeto por las instituciones y toda la herencia histórica y cultural que ha recibido Chile. Pero hoy esa necesidad se hace urgente.
Se hace urgente porque nuestras calles han sido tomadas por grupos que acertando parcialmente en el diagnóstico han errado al momento de proponer soluciones. Se hace urgente porque hemos justificado la violencia y desechado el diálogo. Se hace urgente porque nos hemos ido olvidando de la nobleza que inspira a la política. Se hace urgente porque nos hemos acostumbrado a echarle la culpa al sistema y así, de a poco, hemos construido un “chivo expiatorio”. Se hace urgente porque no hay indicios de que este movimiento aparezca y Chile se lo merece.
Lo primero que necesita un movimiento republicano es una concepción verdadera de la persona humana. Una mirada integral sobre el hombre que no olvide ninguna de sus dimensiones y respete profundamente su dignidad, su libertad y su trascendencia. Sin embargo, para esto debemos recuperar la curiosidad por los “por qué” definitivos, esas ganas de alcanzar los fundamentos más profunda de la realidad. Se trata de volver a encontrar ese punto donde la filosofía y la política necesariamente se cruzan.
Un movimiento republicano necesita algo de lo que hemos hablado anteriormente: el legítimo orgullo por nuestras ideas. Una mirada integral sobre la persona tiene consecuencias muy concretas en el plano político y social: igualdad de oportunidades, respeto de la libertad, un Estado subsidiario, defensa de la vida desde la concepción hasta la muerte natural, necesidad inexcusable de acabar con la pobreza y muchas otras que deben ser defendidas con respeto, convicción y valentía, sin miedo, aunque muchas veces no seamos mayoría.
Un movimiento republicano nos necesita a todos. Necesitamos personas en las salas de clases y en las empresas, que participen en los gremios y enseñen en las cátedras universitarias, sean actores de la política y formen parte de los medios de prensa, gocen y practiquen las artes y la cultura, conformen una sociedad civil activa, porque cada uno desde su propia vocación puede aportar a generar el cambio cultural por el que apuesta un movimiento republicano. Esa es la tarea y estamos todos convocados, porque hoy se hace urgente y porque Chile se lo merece.