Un flanco asegurado
Alejandro Fernández gerente de estudios consultora gemines
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Alejandro Fernández
El IPoM publicado ayer no trajo mayores sorpresas, excepto por el nuevo mecanismo del corredor de la TPM, que aporta más información a la predicción de la conducta del Banco Central y su manejo de la política monetaria, generando más certidumbre. Es un aspecto muy técnico pero relevante desde la perspectiva del funcionamiento del mercado financiero, la política monetaria y la estabilidad de la inflación en torno a la meta.
La perspectiva de una contracción en la actividad en el año como un todo no puede sorprender. Con una recesión global segura, es difícil que para Chile se pudiera proyectar algo muy distinto, especialmente cuando la demanda interna venía muy golpeada por los efectos del proceso insurreccional iniciado en octubre y que ahora permanece en estado de latencia y podría resurgir una vez pasada la crisis sanitaria.
La buena noticia es que con una capacidad productiva intacta en lo esencial, la reducción en la violencia permitió una recuperación muy rápida. El Imacec de febrero mostró un retorno casi absoluto a la tendencia de crecimiento existente hasta septiembre. Así, se puede anticipar que, luego de la fuerte contracción que se espera para el segundo trimestre, probablemente, cerca de 9%, se produzca una recuperación gradual a partir del tercero, ayudada por la mala base de comparación del cuarto trimestre de 2019 y una fuerte expansión en 2021 por la misma razón, dejando atrás las consecuencias de una pandemia cuya sobredimensión mediática quedará en los anales de la historia.
Por supuesto, que la recuperación sea rápida depende crucialmente de que el aparato productivo y la población en general no sufran daños permanentes mientras dura la emergencia sanitaria. Las rápidas y contundentes medidas que ha tomado el Banco Central (y la CMF), que se incrementarán en la medida que sea necesario, permiten aseguran que no se romperá la cadena de pagos, que la liquidez será adecuada y que el sistema financiero permanecerá sólido. Esto es fundamental para que, normalizadas las cosas, sea relativamente rápido volver a crecer. Este flanco está bien defendido y asegurado.
En lo relativo a la política fiscal, se han tomado medidas significativas para apoyar a las familias y empresas, pero no hay duda que será necesario gastar más, tal vez un par de puntos del PIB en asegurar un ingreso a quienes lo pierdan, por el tiempo que dure la emergencia. Esto comprometerá fuerte las finanzas públicas, por lo que la austeridad fiscal, perdida en 2009, debe retornar con urgencia desde 2021 y mantenerse por varios años. De lo contrario, la próxima crisis nos pillará muy mal preparados. Este flanco está bien, pero hay que apuntalarlo.
¿En que estoy en desacuerdo con el Banco Central? Con su optimista predicción de inflación. Sigue confiando más de lo conveniente en la brecha de producto y la caída de la demanda interna. La devaluación del peso, la suma de la anterior a la pandemia y la posterior, se están manifestando en los precios de los transables y seguirá haciéndolo.