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Columnistas

Temor al Estado

Hace cerca de 500 años, en un rincón de Florencia...

Por: Equipo DF

Publicado: Miércoles 7 de diciembre de 2011 a las 05:00 hrs.

Hace cerca de 500 años, en un rincón de Florencia, un filósofo escribía en un manuscrito que el Estado debía ser temido.



Se trataba de una obra que buscaba indicar, desde una perspectiva pragmática, la manera de gobernar en una monarquía. Esto no pasaría de ser una anécdota si es que no fuera porque en Chile, hace una semana, una ministra declaró, tal como Maquiavelo, autor del libro al que nos referimos, que el Estado debe ser temido. Lo decía a propósito de la Dirección del Trabajo, anunciando masivas fiscalizaciones a los particulares, tal como sucede en muchas otras áreas de la economía.

Y no es que esto sea negativo per se; los particulares deben cumplir con la regulación legal para que el sistema funcione. Pero pareciera ser que éste ha sido el foco de los anuncios del último tiempo, evidenciando una manera de comprender el rol del Estado que al menos en Chile ya se encuentra obsoleta, y que atenta en contra de nuestra propia Constitución, que señala que “el Estado está al servicio de la persona”.

La fiscalización a los particulares es necesaria, pero poco se dice del costo que éstos sufren, destinando innumerables recursos y tiempo, cuando ésta es arbitraria. Por otro lado, hay un problema de énfasis, porque las políticas de un país, si bien deben corregir los excesos, deben centrarse con mayor fuerza en la normalidad: y ocurre que el emprendimiento y el desarrollo lo generan las personas y no el Estado, y a ellas hay que darles el apoyo, el estímulo y las medidas legales y económicas que ayuden a la iniciativa privada. Para todo ello los órganos del Estado deben ser un aliado y no un enemigo. Son innumerables los recursos de protección presentados día a día en contra de las arbitrariedades del Estado cuando éste pretende ser “temido”. A esto se suman los dictámenes de Contraloría, los reclamos de ilegalidad municipal, y una innumerable cantidad de medios para que los particulares fiscalicen al Estado. Y es que entender que el Estado debe ser temido no es algo propio de nuestro sistema, y nunca lo ha sido, desde el derecho indiano hasta hoy.

Que los órganos de la administración hagan su trabajo, pero que dejen a los particulares hacer el suyo, sin que éstos “teman” por su suerte. Sólo así evitaremos afirmaciones que hubiesen sido válidas hace 500 años.

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