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Alto contrasteSuperar la pobreza: nuestro desafío
Los resultados de la Encuesta Casen 2009 generaron grandes debates políticos y polémicas en la opinión pública debido a que mostraba un aumento en los índices de pobreza de nuestro país.
Los resultados de la Encuesta Casen 2009 generaron grandes debates políticos y polémicas en la opinión pública debido a que mostraba un aumento en los índices de pobreza de nuestro país.
Pero más allá de las cifras que arrojó esta encuesta, ¿Qué significa ser pobre? En Chile son considerados pobres las personas que tienen un nivel de ingreso per cápita que no alcanza a cubrir una canasta básica de consumo; en la última medición, estos montos alcanzaban los $ 64.134 y $ 32.067 para la línea de la pobreza e indigencia, respectivamente. Hoy en día más de tres millones de personas viven en esta condición y creo necesario recordar que es la primera vez desde que se realiza la encuesta Casen que se observa un retroceso en el desafío de derrotar la pobreza.
Hoy muchos chilenos viven en estas condiciones, de ellos aproximadamente la mitad se encuentra entre los 10 y 28 años, la generación que se denomina como “el futuro del país” tiene a muchos de sus miembros viviendo en situaciones de pobreza, con la consiguiente falta de oportunidades que ello conlleva.
En Chile hoy las cifras de desempleo parecen estabilizarse entre el 6% y el 7%, y existe un crecimiento de las tasas de empleo; éstas no se extienden al trabajo juvenil, donde el desempleo es mucho más alto, debido a la baja flexibilidad laboral y escasa educación que impide encontrar trabajo.
Sabemos que la superación de la pobreza necesita la responsabilidad de todos, ya que siendo testigos de esta realidad no es sensato confiar sólo en los esfuerzos del Estado, sino que es tarea fundamental de las empresas privadas, la sociedad civil y cada uno de nosotros puede colaborar.
Es conocido que algunos de las principales medios de derrotar la pobreza es el crecimiento económico y la generación de empleo, del mismo modo que una educación de calidad y una institución familiar sólida.
No podemos esperar una próxima encuesta Casen con malos resultados. Tampoco podemos dejar a miles de jóvenes sin trabajar ni estudiar. Esos errores los países los pagan caros, y todavía estamos a tiempo para hacer las cosas bien.
