¿Sr. Central, haga algo?
Arturo Claro V. Economista Econsult
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Arturo Claro V.
Lo volvemos a ver, el peso chileno sufre y el dólar se escapa. ¿Por qué esta vez? Hay muchas razones, pero actualmente el principal “culpable” es el hecho de que en Chile estamos bajando las tasas en línea con una inflación ya controlada y tenemos un débil panorama económico por delante, mientras que en Estados Unidos se resisten a hacerlo ante una inflación que se muestra más persistente y un mercado laboral que crea empleos a un ritmo mensual casi 50% más rápido que lo habitual.
En ese contexto, ante una mayor demanda relativa por dólares, su valor se ha disparado y ha vuelto a situarse sobre los 970 pesos. Acto seguido vemos titulares especulando acerca de una posible intervención del Central para evitar que suba tanta, que llegue a la “luca”, para que haga algo. Pero ¿debe intervenir el ente emisor en una situación como esta? No necesariamente. Repasemos cuatro puntos clave.
“Si la volatilidad no aumenta fuertemente con respecto a las pares de A. Latina y si los mercados financieros no se ven contagiados, el Banco Central no debiese tener razones para intervenir, ya que su objetivo no es mantener el dólar en cierto nivel”.
Primero, en Chile existe flotación cambiaria y el BC interviene el dólar solo en ocasiones extraordinarias, pero no mecánicamente frente subidas fuertes como la de ahora.
Segundo, las “ocasiones extraordinarias” son aquellas en que el dólar, además de escaparse de su valor “lógico”, muestra también una alta volatilidad. De hecho, en 2022, cuando el Central intervino por última vez, la volatilidad del peso chileno era prácticamente el doble y muy por sobre la de sus pares latinoamericanos. Esto comienza a tensionar el correcto funcionamiento de los mercados financieros.
En tercer lugar, ¿qué es que se tensionen los mercados financieros? Por ejemplo, cuando hay mucha volatilidad se observa que la diferencia de precios entre quienes quieren comprar (demanda) y vender (oferta) dólares se ensancha. Mientras más grande es esa brecha, más probabilidades hay de que no se llegue a un acuerdo entre oferta y demanda, lo que puede producir problemas de liquidez. En promedio, dicha brecha en ventanas de 15 minutos es de 2 pesos, pero en episodios de tensión como los previos a la última intervención llegó a ser 7 pesos, más del doble.
Esto muestra que la volatilidad del dólar afecta el proceso de formación de precios y puede generar problemas de liquidez, contagiando otros mercados como el de renta fija o renta variable. Actualmente, aún no se observa esa tensión que se vio en ocasiones anteriores, ya que la brecha está en 2,2 pesos.
Cuarto y último, si es que la volatilidad no aumenta fuertemente con respecto a las pares de América Latina y si los mercados financieros no se ven contagiados, el Central no debiese tener razones para intervenir, ya que su objetivo no es mantener el dólar en cierto nivel. Y si bien su aumento produce presiones inflacionarias en el corto plazo (aumenta precio de energía y productos transables), una vez disipado y absorbido no amenaza la convergencia al 3% en el mediano plazo, si es que las expectativas se mantienen ancladas.
Todo lo anterior se refleja en que a pesar de lo mucho que ha subido el dólar a lo largo de los años sólo han existido intervenciones cambiarias en cuatro ocasiones (2001, 2002, 2019 y 2022). Así, de no mediar mayores, deberemos aguantar un dólar más elevado durante el primer semestre mientras se continúa bajando la TPM y a la espera que la Reserva Federal comience su propio proceso de bajas.