Sistema de finanzas abiertas: el vuelo de Ícaro
ANDRÉS BARAONA Asociado de Baraona Marshall
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ANDRÉS BARAONA
En el competitivo mundo de las finanzas, las fintech han encontrado diversas maneras de integrarse con las instituciones financieras tradicionales. Una de ellas es el modelo de Banking as a Service (BaaS), que se basa en la integración tecnológica mediante interfaces de programación de aplicaciones (APIs).
El BaaS ha abierto nuevas oportunidades de negocio en la industria, permitiendo a actores no bancarios ofrecer servicios financieros a sus clientes. Al conectarse con bancos, estas entidades pueden desarrollar productos sobre la infraestructura bancaria existente, fomentando la competencia y ofreciendo a los consumidores un acceso más amplio a diversos productos y servicios. Sin embargo, no está exento de riesgos.
El Sistema de Finanzas Abiertas (SFA) chileno permite que los usuarios finales compartan su información con otras entidades para desarrollar productos y servicios más económicos y alineados con sus necesidades.
Por ejemplo, Synapse, referente en el modelo BaaS, que permitía a las fintech ofrecer servicios financieros utilizando la infraestructura de los bancos tradicionales, ha expuesto serias fallas en este modelo En su reciente solicitud bajo el Chapter 11 de la ley de bancarrota en Estados Unidos, Jelena McWilliams, como trustee de este procedimiento, señaló que Synapse operaba con múltiples bancos asociados para realizar diferentes funciones de un mismo socio fintech. Es decir, los depósitos de los usuarios finales se alojaban en un banco, mientras que los retiros se procesaban desde una cuenta de otro banco. Esta complejidad acompañada de un escaso control resultó en una discrepancia de US$ 85 millones entre los fondos que los clientes deberían tener y lo que realmente se encuentra en las cuentas bancarias asociadas. En simple, falló el follow the money.
Este caso pone de manifiesto la necesidad de transparencia y control en modelo y podría plantear interrogantes sobre su viabilidad cuando no se cuenta con el respaldo propio de la banca tradicional.
Así, surge la pregunta de cómo estaría posicionado Chile ante una situación similar. A diferencia de lo ocurrido en Estados Unidos, donde las vulnerabilidades de Synapse han sido evidentes, Chile ha adoptado un enfoque más regulado y seguro, inspirado en el sistema del Reino Unido.
El Sistema de Finanzas Abiertas (SFA) chileno permite que los usuarios finales compartan su información con otras entidades para desarrollar productos y servicios más económicos y alineados con sus necesidades.
Las entidades que operan bajo el SFA, incluyendo aquellas que ofrecen servicios de BaaS, deben estar registradas y cumplir con requisitos estrictos para garantizar la seguridad de los fondos de los clientes.
Además, la custodia de los fondos está sujeta a regulaciones del Banco Central, que aseguran una supervisión bancaria adecuada y fomenta la colaboración entre las fintech y las instituciones tradicionales.
Aunque el Sistema de Finanzas Abiertas podría representar barreras de entrada para el mercado BaaS en Chile, ofrece una mayor confianza a los usuarios finales.
En última instancia, cuidar el “vuelo de Ícaro” significa no solo innovar, sino también garantizar que la misma se sustente en una base sólida de transparencia, control y responsabilidad.