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Segundo fracaso de sustitución de nueva Constitución

Gonzalo García Constitucionalista y profesor de la U. Alberto Hurtado, ex ministro del TC

Por: Gonzalo García | Publicado: Domingo 4 de septiembre de 2022 a las 04:00 hrs.
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Gonzalo García

La paradoja es clara: Chile valora la democracia y habló en las urnas, haciendo naufragar la propuesta constitucional. Hoy fracasó el segundo intento por cambiar la Constitución (2018 y 2022). Una murió políticamente en un Salón de Casa Piedra en marzo de 2018. La otra, bajo una ventaja de tres millones de votos de diferencia, se impuso con claridad de la mano del voto obligatorio.

1024 días después del acuerdo de noviembre de 2019 hemos llegado a un punto muerto por no debatir, reflexionar ni ponderar las reglas con criterios simples: lo que funciona no se cambia, mejor breve que largo, corregir el abuso, agregar lo social, y darles legitimidad teórica y práctica a los cambios. Hay que aprender de los errores.

“¿Hay una fractura social en Chile? ¿Por qué el Apruebo se diluyó en la peor farra electoral que se conozca? ¿Qué papel tuvieron la violencia, el gamberrismo y la toxicidad de las redes sociales?”

El resultado es clarísimo y con múltiples efectos que superan lo constitucional. Desestiba al Gobierno; suma millones de votos inéditos contra una tendencia; aparecen nuevos problemas y se asoma una reestructuración del sistema político. El reposo del 5 de septiembre debe obligar a mirar más allá. ¿Hay una fractura social en Chile? ¿Por qué el Apruebo se diluyó en la peor farra electoral que se conozca? ¿Qué papel tuvieron la violencia, el gamberrismo y la toxicidad de las redes sociales? Se acabó una etapa y se abre el escenario para la 64° ley de reforma de la Constitución que ya ha modificado 327 artículos, continuando la vía institucional al cambio. Las instituciones funcionan.

El problema es la enfermedad de procedimiento y de la dimensión performativa de lo comunicacional. En procedimiento, los partidos ya habían difundido casi todo (nueva Convención, paridad, período, sistema electoral, incluso reglamento). Los partidos políticos, el Congreso y el Presidente deben destinar tiempo para pactos que superen lo meramente procedimental.

¿Y lo sustantivo? Cuando fracasa la política puede vencer la antipolítica. Esta votación no resuelve problemas, sino que reorienta prioridades. Intuyo que el malestar social se acumula por la irresolución de conflictos complejos de arrastre y eso está vivo. Y abiertamente se agregaron los problemas de seguridad y económicos que fueron centrales hoy. Las urgencias cambian.

En lo esencial, sugiero varios frentes en paralelo. No hay que esperar una nueva Convención para hacer grandes acuerdos nacionales por el crecimiento económico, la seguridad pública y el pacto social. Hay que capitalizar logros del texto derrotado (Estado social de derecho, paridad, multiculturalidad, derechos ambientales, vivienda y derechos laborales). Proponer cambios constitucionales eliminando el control preventivo del TC y los quórums supramayoritarios. Configurar un Comité Técnico para estudiar y proponer una reforma al sistema político y Estado Regional.

Pero, sobre todo, que haya reformas legales que resuelvan nudos críticos: encaminada la reforma de pensiones, hay que acometer la reforma en salud, porque no da para esperar una nueva Constitución. Varias cuerdas para salir de aquí por el bien de Chile.

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