Los emprendedores que yo admiro
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Richard Branson
Cuando trate de abrirse camino en el mundo como emprendedor naciente, no se considere el próximo Bill Gates; o siquiera el próximo Richard Branson. Sea fiel a sí mismo y ponga atención a sus propias opiniones y valores, porque una de sus mayores ventajas es su capacidad para ver las cosas desde una nueva perspectiva, libre de los fracasos o ideas pasadas sobre lo que es posible. No obstante, eso no significa que no pueda mirar a otros en busca de ideas.
Cuando quiero recordarme cómo permanecer fiel a la visión propia, miro a Mark Zuckerberg, uno de los fundadores de Facebook, quien se ha mantenido fiel a sus principios durante el ascenso de su compañía. Admiro la determinación, innovación y confianza que mostró al establecer y luego operar la ampliamente popular red social.
Esto se extiende a su decisión de seguir usando una chamarra con capucha y una playera para trabajar después de que fue designado director ejecutivo, como había hecho casi siempre. A menudo he dicho que las personas de negocios no deberían vestirse como clones, así que me sentí abatido al ver cómo criticaban a Zuckerberg a principios de este año por usar su chamarra de capucha en Wall Street al lanzar la oferta pública inicial de su compañía. Espero que quienes lo desaprobaron tanto entren en razón un día.
En busca de inspiración en términos de innovación, miro a Steve Jobs, como hacen muchos diseñadores, inventores y emprendedores. Su muerte el año pasado afectó profundamente a mucha gente alrededor del mundo. Fue un hombre que no terminó sus estudios universitarios y que combatió al cáncer durante muchos años, cuyos éxitos personales y profesionales dieron esperanza a muchos. Debido a su vida de esfuerzo, los diversos dispositivos de Apple nos han dado nuevas formas de conectarnos e involucrarnos con el mundo, incluidos a aquellos con discapacidades; esta fue una inmensa fuente de orgullo para Steve.
En busca de un recordatorio sobre la importancia del trabajo duro y el sentido común, miro al empresario británico Lord Alan Sugar, quien tiene mucho que enseñarnos a todos. Hombre de origen humilde y sin pelos en la lengua, fue pionero en la fabricación de procesadores de palabras asequibles en Gran Bretaña y luego creo una exitosa empresa inmobiliaria también. Más recientemente, ha sido el protagonista de la versión británica del programa de televisión “The Apprentice”, volviendo al mundo de los negocios interesante y accesible para una nueva generación de emprendedores.
En busca de ayuda e inspiración en mis esfuerzos para convencer a los líderes de negocios de dirigir sus empresas en una forma socialmente responsable, disfruto de pasar tiempo con Jamie Oliver y Jochen Zeitz, los cuales han creado compañías exitosas que marcan una diferencia. Como presidente de Puma, Jochen es precursor de una herramienta de reporte de pérdidas y ganancias ambientales que ayuda a las empresas a evaluar el impacto que sus productos están teniendo en nuestro planeta y nuestras comunidades, y permite a los clientes saber qué productos son sustentables. He conocido a Jamie durante muchos años y me ha impresionado su dinamismo a medida que ha reforzado su negocio restaurantero y forjado su marca mundialmente a través de sus varios programas de televisión, todo mientras dedica sus esfuerzos a enseñar a la gente a comer mejor, atrae la atención pública a la mala calidad de los almuerzos escolares y desarrolla Fifteen, su empresa que capacita a jóvenes desempleados para convertirlos en chefs profesionales.
En busca de nuevas ideas para crear compañías juveniles, vibrantes y divertidas que ofrezcan productos fantásticos sin tomarse demasiado en serio, veo a Richard Reed, Adam Balon y John Wright, los cofundadores de Innocent Drinks. Innocent Drinks vende licuados ingeniosos y deliciosos y comidas basadas en vegetales, mientras hace negocios en una forma socialmente responsable.
Nunca es mala idea tener un modelo o buscar consejo de alguien a quien respete; sólo no permita que le impida ser usted mismo. La originalidad es la clave. El mundo no necesita otro Richard Branson; ¡uno probablemente es suficiente!