La práctica hace discursos perfectos
P: Mi mayor temor es hablar en público porque regularmente empiezo a temblar o a tartamudear, o en ocasiones no puedo hablar para nada. ¿Cómo puedo superar mi miedo?
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Richard Branson
R: Rispa, no eres la única. El escritor Mark Twain, que sabía una o dos cosas sobre pronunciar un buen discurso, dijo: "Hay sólo dos tipos de oradores en el mundo: 1) los nerviosos y 2) los mentirosos".
Si te preocupa hablar en público, trata de buscar videos de algunos de mis primeros esfuerzos en línea; ¡confío en que tú lo hagas mejor en comparación! Agradezco en que no haya imágenes de la primera vez que hablé en público.
Cuando mi primera empresa, la revista Student, empezó a ganar reconocimiento, en ocasiones me pidieron que hablara en reuniones. El primer acto que pudiera haber sido considerado de alto perfil fue en University College, Londres, para un canal de televisión alemán.
Antes de que llegara mi turno de subir al escenario, el líder estudiantil Danny Cohn-Bendit y el activista Tariq Ali ofrecieron discursos excepcionales sobre los derechos humanos. Fueron apasionados sobre sus temas, rebosaron confianza y tuvieron el potencial intelectual para respaldar su retórica. Mientras la multitud vitoreaba y pateaba el piso, yo combatía la tentación de vomitar.
Mi mente quedó en blanco cuando tomé el micrófono. Balbuceé incoherentemente un poco antes de dejar el podio. Fue uno de los momentos más vergonzosos de mi vida, y mi rostro estaba rojo como el logotipo de Virgin.
Unos años después, Sir Freddie Laker, uno de mis mentores más importantes y el hombre que me inspiró para entrar en la industria de las aerolíneas, me exhortó a volverme el rostro público de nuestra compañía. Argumentó que en vez de tratar de atraer la atención de la gente con una gran campaña de mercadotecnia, sería mucho más barato y mucho más efectivo que yo mismo ocupara los titulares; especialmente ya que mi pequeña compañía estaba compitiendo contra rivales más grandes. Pero esto significó abordar mi problema al hablar en público. Me di cuenta de que si yo iba a ser el rostro de nuestra marca, iba a tener que hablar.
Lo que pronto aprendí fue que la práctica marcaba toda la diferencia. Entre más preparado estaba, menos tartamudeaba y me equivocaba. Los buenos oradores no son sólo talentosos o afortunados; trabajan duro. Empieza a practicar tu discurso con mucha anticipación en casa. Trata de sentirte cómoda con el material y aprender dónde deberías ser contundente y dónde deberías usar un tono más ligero.
Sobre todo, deberías prepararte para ser tú misma. A menudo cuando alguien pronuncia un discurso que fue escrito por alguien más -me vienen a la mente los políticos-, suena demasiado elegante y premeditado. La clave es comprender tu mensaje, ponerle tu personalidad y transmitirlo en tus propias palabras. Recuerda, no todos tienen un enorme vocabulario. A menudo una palabra breve funcionará mucho mejor que una larga que quizá incluso pronunciaras mal.
Ten en mente que no hay necesidad de apegarse rígidamente a tu guión si se presenta una tangente interesante. Algunos de los mejores momentos en la historia de la oratoria incluyen declaraciones improvisadas.
Para ser un orador público impresionante, tienes que creer en lo que estás diciendo. Y si hablas con convicción y eres apasionada sobre tu tema, tu público perdonará más fácilmente tus errores porque tendrán confianza en que estás diciendo la verdad. Mis respuestas no son siempre fluidas e inmediatas, y a menudo incluyo una buena dosis de "este" y "ah". Pero la mayoría de los públicos se sienten mucho más contentos con una respuesta titubeante y sincera que con una respuesta rápida pero superficial.
Prepárate, luego tómate tu tiempo y relájate. Habla desde el corazón.