Reino Unido y Chile: oportunidades del acuerdo comercial
Jonathan Knott Comisionado Británico de Comercio para América Latina
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Jonathan Knott
A fines de 2020 finalizó la transición desde que el Reino Unido dejó la Unión Europea, lo que nos permitió impulsar nuestras propias estrategias comerciales con naciones alrededor del mundo, para adaptarlas a las necesidades de nuestro país. Nuestro objetivo es que el Reino Unido sea una de las economías más abiertas del mundo; que acoja inversiones extranjeras; que participe en cadenas de suministro globales y que promueva la cooperación académica, la innovación y el comercio de bienes y servicios en todo el mundo.
A la fecha, el Reino Unido ha garantizado acuerdos comerciales con 64 países, el primero de los cuales fue con Chile. Este pacto bilateral no lo logramos por casualidad; nuestra relación es cercana. Ambos países están comprometidos con el libre comercio, creen en un sistema basado en reglas y son aliados clave en los foros internacionales.
Chile es nuestro tercer socio comercial en América Latina, con un intercambio de bienes y servicios que alcanzó £1.6 mil millones de libras en 2020, año en que el Covid-19 nos golpeó fuerte. El 2019, las cifras de intercambio fueron un 25% mayores. Teniendo en cuenta lo anterior, nuestros países podrían y deberían aumentar el intercambio comercial. Y el Reino Unido quiere hacer algo al respecto: usaremos el acuerdo comercial actual para identificar desincentivos para el comercio; promover las oportunidades que el acuerdo brinda a las empresas de ambos países, y resolver las barreras de acceso al mercado que están frenando nuestro potencial comercial. Continuaremos visibilizando las oportunidades en sectores donde creemos que las empresas del Reino Unido pueden hacer una contribución en Chile. Estos sectores incluyen infraestructura, servicios financieros, tecnología y fintech, agronegocios, alimentos y bebidas, y crecimiento limpio. Aprovechar las oportunidades en crecimiento limpio coincide con la aspiración de Chile en cuanto a ser un líder en cambio climático. Chile necesita innovación y tecnología de vanguardia para cumplir sus objetivos medioambientales y tendrá más oportunidades si alcanza su meta de convertirse en un importante proveedor de hidrógeno verde y creo que las empresas británicas pueden ayudar con esto.
Para construir sobre estas bases, aspiramos integrar el TPP-11, que vemos como un motor de crecimiento para los países de la cuenca del Pacífico. Unirse a este grupo tiene un sentido económico significativo para el Reino Unido, tanto por la oportunidad que brinda a nuestro país como por la oportunidad que ofrece a las empresas de otros países miembros de acceder al mercado británico de manera aún más libre y asociarse con empresas británicas en terceros países sin barreras artificiales.
En una era en que las cadenas de suministro son globales, es muy importante que podamos unirnos para competir. Creo que el enfoque del Reino Unido en materia de innovación junto a nuestro envidiable ecosistema de investigación y desarrollo y nuestra fuerza laboral altamente capacitada, representan una sólida oferta para posibles socios chilenos. La asociación comercial entre el Reino Unido y Chile nos puede ayudar a superar los impactos económicos de la pandemia, permitiendo que nuestros países se recuperen más rápido y de manera más sustentable.
En reunión con el Subsecretario de Relaciones Económicas Internacionales, Rodrigo Yáñez, hablamos de estas materias. Dicha conversación fue sólo el principio. Espero retomar pronto el diálogo y seguir construyendo sobre la gran relación que nuestras naciones ya han forjado, la excelente asociación comercial que hemos establecido, y continuar desarrollando las nuevas alianzas comerciales que ambas partes necesitan y merecen.