Cambios fundamentales en el próximo gobierno
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Rafael Rodríguez
Días antes de la elección presidencial, la mayoría de los empresarios -tanto en público como en privado- asume que el próximo gobierno será encabezado por Michelle Bachelet, razón por la cual uno de los temas recurrentes de conversación entre ellos y ejecutivos es el de cuáles van a ser las medidas económicas que va a tomar su gobierno.
En la dimensión política, se especula sobre quiénes van a conformar el equipo económico y cuál va a ser el apoyo político que este equipo va a tener. A continuación se discuten las medidas más polémicas anunciadas en el programa de gobierno.
Entre estas, se podría individualizar tres grandes categorías. Primero, los derechos que se consagren constitucionalmente en una eventual nueva carta fundamental, por su implicancia en cuanto a los requerimientos de recursos del Estado y su eventual correlación en aumento de impuestos. En segundo lugar se ubican las eventuales reformas laborales que den mayores derechos a los trabajadores, en particular aquellas que les den un derecho de presión sin posibilidad de defensa a las empresas y sin una contrapartida de responsabilidad a cambio. El tercer tema es el de las dificultades para emprender y nuevamente el desarrollo de una situación que permite crear una industria de presiones o incluso extorsiones económicas, algunas con fundamento y otras sin muchas más razones que simplemente la posibilidad de facto de extraer un pedazo de la inversión. A quienes les ha tocado realizar proyectos de inversión en los últimos años han podido constatar esta realidad y esto afecta de verdad la inclinación a invertir.
En general, a los empresarios les asusta la exacerbación de un clima de validación de derechos y en consecuencia de “pasivos” al resto de la sociedad que pudieran de alguna forma poner en riesgo la capacidad que ha mostrado Chile de crecer a tasas superiores a las del resto del mundo en forma sostenida, manteniendo al mismo tiempo sus finanzas públicas en orden y en los últimos años un nivel de generación de trabajos que acerca a la economía a sus niveles de pleno empleo.
La razón es evidente: la forma más popular que tiene el Estado de subir sus ingresos es a través del aumento de impuestos. Como aumentar los impuestos al consumo con un IVA de 19% no parece muy popular tampoco, la única alternativa es la de aumentar los impuestos a quienes más ganan, entre los cuales se encuentran mayoritariamente las empresas y los empresarios.
Creo que a todo el mundo le gustaría que Chile pueda mantener los fundamentos que la han hecho una economía tan admirada por los extranjeros, pero al mismo tiempo reduciendo la brecha en la distribución del ingreso. Hasta ahora el foco ha estado puesto en pedir un mayor aporte al sector privado, pero no se ve una contrapartida en propuestas que contrapesen esta mayor contribución; como por ejemplo, que exista una normativa clara y asertiva, que de cumplirse permita sacar adelante proyectos de inversión evitando ser tratado como la torta de la cual todos los que se declaren afectados puedan sacar un pedazo; en el frente del trabajo, los mayores derechos que se otorguen estén compensados con una mayor responsabilidad de parte de los trabajadores al utilizar dichos derechos y que de ser mal utilizados o que sean usados abusivamente, tengan también un costo.
Abordar cambios profundos tomando en cuenta ambos lados de la moneda permite generar una oportunidad de hacer transformaciones con equilibrio y mayor aceptación social de todas las partes involucradas.