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Columnistas

Políticas para la felicidad

Por: Equipo DF

Publicado: Miércoles 29 de agosto de 2012 a las 05:00 hrs.

El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) ha hecho, por años, un aporte muy valioso a la formulación y evaluación de las políticas públicas en nuestro país. Teniendo eso en cuenta, el presidente Sebastián Piñera hizo en 2010 una petición especial a dicha institución: que el Informe de Desarrollo Humano en Chile correspondiente a 2012 pusiera énfasis en la felicidad de los chilenos. Y es que el gobierno de Chile está consciente de que el desarrollo económico, medido por el PIB per cápita u otras variables similares, es un indicador necesario, mas no suficiente al momento de considerar el bienestar de las personas. Por lo mismo, la última encuesta Casen incluyó, por primera vez, un indicador de la satisfacción de los chilenos con la vida.

Los resultados del informe sobre desarrollo humano que el PNUD acaba de entregar son, por un lado, muy positivos; aunque, por otro, nos plantean desafíos de los que debemos hacernos cargo. En cuanto a lo favorable, queda demostrado que los chilenos somos en general felices: casi el 80% declara ser bastante o muy feliz. Además, la satisfacción con nuestras vidas ha aumentado con el tiempo: si en 1996 sólo el 58% se declaraba satisfecho con ella, esa cifra llegó al 77% durante 2011.

Ahora bien, hay otras cosas con las que no estamos conformes como país: 4 de cada 5 chilenos desconfía de las instituciones y el 57% de las personas siente que su dignidad y sus derechos no son respetados. En resumen, estamos contentos con nuestras vidas, pero no con algunos aspectos de la sociedad en que vivimos.

Considerando dicha situación, el Ministerio Secretaría General de la Presidencia ha desplegado una completa agenda de reformas políticas tendientes a mejorar nuestras instituciones, aumentando los niveles de participación y mejorando los estándares de transparencia. Contamos ya con inscripción automática y voto voluntario; se ha propuesto la realización de elecciones primarias voluntarias y vinculantes; se ha abogado por facilitar la realización de plebiscitos comunales y consultas ciudadanas y por la elección directa de nuestros Consejeros Regionales. Así estamos dando pasos sin precedentes en cuanto a participación ciudadana se refiere. Siguiendo con la confianza en las instituciones, la nueva Ley de Probidad Pública y Lobby, la modificación a la de Ley de Transparencia y el pronto envío de una reforma a la Ley de Partidos Políticos fomentarán los procesos de rendición de cuentas de nuestras instituciones públicas.

Para resguardar los derechos y dignidad de las personas, la otra arista del malestar, Chile cuenta hoy con una Ley Antidiscriminación, que reconoce y defiende la diversidad que cohabita en nuestro país, y con un Sernac Financiero, dedicado a resguardar e informar sobre los derechos de los consumidores.

Cabe notar que, a nivel mundial, los factores que más influyen en el bienestar subjetivo de los individuos son, además de la confianza en las instituciones, la salud de la que gozan, sus familias y el trabajo. En todos esos ámbitos el gobierno de Chile ha hecho importantes avances. Respecto de la salud, en noviembre de 2011 se terminaron efectivamente las listas de espera AUGE, no obstante algunos infundados cuestionamientos; se eliminó el 7% de descuento para los jubilados vulnerables y se ha creado un Bono de Libre Elección Fonasa, para que quienes lo requieran puedan recibir una atención efectiva y oportuna con el facultativo que elijan. Para potenciar a las familias, se extendió el posnatal a 6 meses, se puso en marcha el Ingreso Ético Familiar, así como el Bono Bodas de Oro. En empleo tampoco nos hemos quedado atrás: desde 2010 se han cerca de 700 mil nuevos puestos de trabajo, la mayor parte para mujeres, lo que ha redundado en una tasa de desempleo que se ha mantenido de manera consistente bajo el 7%. Esto ha sido un factor esencial en el retroceso registrado por la encuesta Casen en la pobreza y la desigualdad.

Y más allá de las críticas que legítimamente pudieran hacerse a nuestro país y al gobierno que lo representa, el Índice de Desarrollo Humano en Chile -que incorpora las mejoras en salud, educación e ingresos, estableciendo una escala de 0 a 1- ratifica que el trabajo realizado de manera incansable rinde frutos: si en 1980 dicho índice era de 0,630, en 2011 llegó a 0,850, el más alto nivel registrado, lo que nos sitúa como el primer país de América Latina y el Caribe en esa medición.

Es cierto que aún queda mucha gente en Chile que no es feliz. Y aún nos queda un largo trecho para alcanzar el desarrollo y derrotar la pobreza; pero, como lo señala el informe del PNUD, más del 60% de los chilenos cree que será posible realizarlo durante la próxima década y haremos nuestro mejor esfuerzo por no defraudarlos.

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