Vox Populi, vox Dei
¿Qué no estamos viendo? Pregunta que rondó en las reflexiones de Enade 2011...
¿Qué no estamos viendo? Pregunta que rondó en las reflexiones de Enade 2011. Mucho diagnóstico, cifras, algo de autocrítica. Un común denominador: perplejidad. Cómo, se preguntaron allí, teniendo una situación que muestra cifras macroeconómicas tan sanas y robustas, la gente se queja tanto. Y quizá ahí radica parte del problema: se muestran cifras como en una vitrina. “Look, but don´t touch”. Para la inmensa mayoría de los chilenos, las cifras económicas son como ir a pasearse a alguna calle de tiendas caras. Vitrinear es gratis; comprar, inalcanzable y finalmente, frustrante. Y frustrante no porque no se entienda que no se puede acceder a lo que allí se exhibe, Sino porque resulta difícil de entender que, prometiéndose tanto, no se pueda participar más de esa riqueza.
Moisés Naim habló de un relato de la desigualdad instalado en el mundo. En efecto, la pacífica convivencia entre amplios sectores postergados y un pequeño resto favorecido no da para más. Chile no es la excepción. La percepción sobre la distribución de la riqueza es la peor de Latinoamérica. Percepción, es cierto. Quizá las cifras objetivas dicen otra cosa. Pero la sociedad se construye también en base a señales que nos entregamos unos a otros. Y esas, al parecer, son erradas y están aumentando la odiosidad entre los distintos sectores. Perdemos todos con un ambiente de desconfianzas y recelos, donde muchos se sienten -quizá erradamente, pero arrastran esa sensación- postergados y desfavorecidos.
Quien tiene la primera responsabilidad de construir confianzas es quien tiene más posibilidades de hacerlo. Y ahí, quien ha recibido más, tiene una mayor responsabilidad ante su entorno.
La transformación de la sociedad chilena quizá no ha llevado a diferencias económicas objetivas tan altas como lo pinta la prensa. Pero salir a la calle y cruzar un par de cuadras, nos dice otra cosa. Nadie come cifras. A miles les basta mirar desde la ventana de la micro. Esa es su estadística real.
Caminos de solución hay muchos. Por de pronto, aumentar el grado de participación en las decisiones que atañen a todos. Empezando por las pequeñas ligas: a nivel de gremios, empresas, vecindario. Hay buenos ejemplos de integración y participación que deben ser imitados. Repartir la torta no es cosa de caridad. Ser bueno es fácil. Ser justo es lo difícil. Pero infinitamente más gratificante.
Comenzamos el Adviento. Oportunidad de cambio y conversión. Vale la pena vivirlo a la luz de lo que acontece. Sí: vox populi, vox dei.