Vida eterna
Padre Hugo Tagle En twitter: @hugotagle
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Padre Hugo Tagle
¿Cuánto quiere vivir? La pregunta por la prolongación de la vida fue uno de los temas que se tomó el reciente Congreso Futuro. La discusión sobre los retos y las perspectivas para prevenir la vejez se ha intensificado en los últimos lustros. Y es comprensible: ha aumentado la expectativa de vida. Ya se habla de la cuarta edad, para los mayores de 90 años o más. Se presenta la posibilidad de alargar muchísimo más los años de vida, dado que tenemos "piezas de recambio" para casi todos los órganos del cuerpo. En algunos años, dispondremos de la mayoría de los órganos en formato artificial.
Pero mucho suena a ficción. Aún. Lo que sí es de verdad esperanzador es el combate contra las enfermedades. La medicina ha logrado vencer, o al menos controlar, la mayoría. Desde las gripes, que hasta hace algunos lustros podían resultar fatales, y las más complejas, como tuberculosis y polio. Avances que significan la salvación de millones de vidas. El desafío hoy es poner esos adelantos al servicio real de todos y es de todos los seres humanos.
La ciencia hace rato cruzó el umbral de lo permitido. Por lo que debemos respetar un límite ético, que lo da la misma dignidad del ser humano como tal, inviolable y respetable siempre. La pretensión de una casi "fabricación" de seres humanos nos lleva a su "selección", en la cual muchos se sacrificarán en pos de un pequeño resto de perfectos. Toda creatura humana, desde su gestación, está llamada a la vida. No somos desechables. La idea de manipulación lleva consigo la peligrosa perspectiva de seleccionar y tirar. La vida humana es sagrada desde su concepción hasta su ocaso natural.
Sí debemos alentar y apoyar los admirables esfuerzos científicos en pos de una mejor calidad de vida humana, especialmente los más pobres, ancianos y niños. La tercera edad no puede ser una suerte de etapa grisácea y sombría. Hay que darles más vida a esos últimos años, para que sean realmente felices.
Pero, por muchos años más que podamos vivir, en algún minuto, querido lector, vamos a morir. Y la vida es una corta e intensa preparación para ese encuentro con el Creador. Mantener el alma joven y viva es tarea de todos. Sólo tenemos esta vida para servir. La otra será para dar cuenta del bien realizado aquí.
La Iglesia está llamada en forma especial a ser hogar para la tercera edad, un espacio de encuentro y oración, diálogo y comunión. La vida religiosa es un gran antídoto contra la soledad y las enfermedades. Vivir con esa conciencia de eternidad es vivir más intensamente y mejor.