Santo trabajo
Los chilenos tenemos fama de trabajólicos; desordenados, pero trabajólicos...
Los chilenos tenemos fama de trabajólicos; desordenados, pero trabajólicos. Los capitalinos se deben levantar cada día más temprano para llegar a su pega. Muchos usan los medios de locomoción para una segunda pestañada, para recuperar esas horas de sueño que le quitan los viajes, el estrés, las caminatas al trabajo.
Más que trabajólicos, somos empeñosos, tozudos; “aperrados”, usando la jerga juvenil. Somos ingeniosos. “El alambrito” de los mecánicos, gasfiter y electricistas, artilugio con el que se repara todo lo imaginable, cruza todos los campos laborales. Conocemos elementos salvadores parecidos en la medicina, derecho, ingeniería o informática. En todos los oficios el chileno sale con algún artilugio curioso, ese que no está en los manuales, el camino corto para salvar el momento y pasar raspando una situación incómoda.
Así como somos empeñosos, somos desordenados. Tanto voluntarismo y ganas de sacar rápido los encargos, nos pasa la cuenta. De atarantados que somos, terminamos haciendo dos y tres veces lo mismo, en el doble de tiempo. No somos de trabajo en equipo. Nos cuesta. Tanto así, que es necesario hacer esfuerzos mayúsculos para ponerse de acuerdo. Una encuesta pasada señala que casi un 70% de los chilenos se siente relativamente bien en su trabajo. A pesar de las tensiones en el campo laboral, el lugar de trabajo sigue siendo una especie de “segundo hogar” para la inmensa mayoría de los chilenos. Muchos prefieren un lugar de trabajo amable antes que un mejor sueldo.
Celebramos el día del trabajador. El trabajo dignifica, nos hace mejores personas, nos acerca unos a otros; nos regala la posibilidad de ser solidarios, fraternos.
“El trabajo no tiene sólo un fin económico, sino ante todo un fin que atañe al hombre y a su dignidad ¡Si no hay trabajo esa dignidad está herida! Cualquier persona sin empleo o subempleada corre, de hecho, el peligro de que la sitúen al margen de la sociedad y de convertirse así en una víctima de la exclusión social”, dice el Papa Francisco.
¿Qué se requiere? Creatividad y solidaridad. “La creatividad de empresarios y emprendedores, que miren el futuro con confianza y esperanza. Y la solidaridad de la sociedad, que renuncia a algo y adopta un estilo de vida más sobrio, para ayudar a aquellos que pasan necesidades”, subraya el Papa.
¡Felicitaciones a todos los trabajadores! Que San José, patrono de los trabajadores, nos regale la gracia de dignificar el trabajo del otro; se creen más y mejores fuentes laborales y ayudemos a que ello sea fuente de alegría, dignidad y mejor calidad de vida.