Sabiduría cotidiana
Padre Hugo Tagle En twitter: @hugotagle
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Padre Hugo Tagle
No es lo mismo tener conocimientos sobre una materia, dominar un arte, desarrollar una técnica que poseer sabiduría. En efecto, el desarrollo de las ciencias nos ha llevado a una sobre-especialización, necesaria sin duda, pero peligrosa a la vez. Sabemos mucho de un campo en particular, pero poco y nada sobre lo que se teje en la parcela vecina.
La pretensión de dominarlo todo o de pasearse por todos los campos resulta hoy imposible. Así y todo, existe una sabiduría que sólo la da el tiempo. Que permite afrontar los problemas que presenta la vida con reposo, en paz y mayor eficacia. Es esa que nos permite caer y volvernos a levantar, la que tras un fracaso nos permite volver a comenzar; la que nos lleva a seguir un camino y torcerlo si es necesario. Es la sabiduría que nos permite abordar el dolor y superarlo. No todo se aprende en las salas de clase. La vida es una gran escuela de aprendizaje, si se está abierto a sus enseñanzas.
Hoy somos desafiados a ser más flexibles, moldeables. No es el roble el árbol más fuerte, que tras una tormenta se puede caer. Hoy es la caña que se deja mecer por el viento de los cambios y permite, en su flexibilidad, una mayor adaptabilidad y por tanto, fortaleza. Cambiar de rumbo puede ser mucho más valiente e inteligente que mantenerse terco y desafiante en un solo puesto.
Sabio será aquel que, así como plantea una tarea, es capaz de medirse en sus logros. Sabio es aquel que puede pasar días radiantes, felices y tristes, de soledad y de compañía, con el mismo entusiasmo, sin caer en la rutina y aprovechándolos como fuente de nuevas experiencias.
Sabio, por último, es el empático, quien se pone en los zapatos del otro; quien contempla la vida y creación como un constante milagro, desde las cosas cotidianas de la vida, hasta la simplicidad de nuestra existencia y el misterio del cosmos.
Esa sabiduría es producto del reposo del alma, de la mirada contemplativa y abierta al regalo cotidiano de la presencia inefable de lo trascendente en ella. Es la que se adquiere en el diálogo con uno mismo y con el Creador.
“Saber que no se sabe, eso es humildad. Pensar que uno sabe lo que no sabe, eso es enfermedad”, dice un proverbio chino. Para crecer en conocimientos hay que mostrar una mente abierta a dejarse complementar. Y asumir humildemente que no se sabe todo. “La sabiduría viene de escuchar; del hablar, el arrepentimiento”. El ser humano está pensado para atender, oír, más que para decir. Tener los sentidos abiertos a la realidad es vivir más intensamente y mejor.