¿Qué está leyendo?
Padre Hugo Tagle @hugotagle
- T+
- T-
Padre Hugo Tagle
Bueno hacerse la pregunta del título en vísperas del Día del Libro, el próximo 23 de abril. Abundan los estudios y análisis sobre la pobreza de vocabulario, baja comprensión y escasa lectura de los chilenos.
Pero no todo son quejas y denuncias. Ante este panorama, han surgido varias iniciativas para revertir estas tristes cifras. Por nombrar algunas, destaca la construcción y renovación de bibliotecas en muchas localidades, los proyectos “Biblioteca escolar futuro” de la UC, “Observatorio del libro” de UChile, “Chile lee” y dos iniciativas para enseñar a leer: “Salvemos el 2020” y “Letra libre”. Estas últimas buscan voluntarios para apoyar a escolares ante el previsible aumento de la brecha en comprensión lectora que ellos sufrirán a causa de la pandemia. Buena idea sería sumarse a alguno de estos proyectos.
Pero, volviendo a la pregunta, ¿qué está leyendo? ¿Cuál fue el último libro gordo, de más de 400 páginas, que leyó por simple placer y ganas? Nuestras lecturas, o su falta, dice mucho de cada uno. Los rankings de lectoría de los periódicos y la pregunta a personajes públicos sobre sus hábitos lectores, así como las ferias del libro, ayudan a su incentivo.
Son ya célebres los “desafíos” de Bill Gates o Mark Zuckerberg, quienes sugieren a sus millones de seguidores sus metas de libros anuales con comentarios y críticas. Son miles los clubes de lectura, hoy amplificados en las redes sociales. Lo animo a sumarse a alguno. Pero recordemos que, al final del día, el hábito de leer se cultiva y crece en familias lectoras.
Si en Chile se leyera más, seríamos un mejor país. Si cada chileno anduviera con un libro bajo el brazo, en su mochila, en el bus, Metro o en la calle, nos sorprendiera leyendo, seríamos mejores personas, nos trataríamos mejor, mejoraría el diálogo.
Quien lee, vive menos estresado, menos aburrido, ejercita la paciencia, combate la ansiedad, crece en tolerancia, tiende a ser más mesurado en sus juicios, descubriendo los matices y riquezas de la vida; razona y habla mejor, aumenta su vocabulario, amplía su mundo sin salir de casa. Quien lee, vive varias vidas a la vez. En definitiva, quien lee, no está “haciendo algo”: se está haciendo alguien, creciendo en civilidad y humanidad. Quien lee, encuentra siempre buena compañía.
Abril es aún inicio de año, un año complejo y demandante. Por lo mismo, la invitación a la razón, equilibrio, mesura y paz se hace tanto más necesaria. Un buen libro no lo arregla todo. Cierto. Pero se nos ofrece como una buena puerta de entrada para alcanzar ese objetivo.