Padre Hugo Tagle

No estamos para bromas

Por: Padre Hugo Tagle | Publicado: Lunes 8 de agosto de 2011 a las 05:00 hrs.
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Padre Hugo Tagle

Complejo y triste el panorama de estos días. Ese no es el Chile que queremos. Ha faltando una actitud más proactiva, de leer mejor “los signos de los tiempos” y adelantarse a situaciones de conflicto que no solo son previsibles sino evitables.



La educación es un punto al que siempre hay que dedicar mucha atención. Hemos jugado a la política del avestruz por decenios. Y ahora estalló. No es culpa de este gobierno, sino de todos los actores políticos.

Todos los actores involucrados quieren lo mejor para el país y para la educación. Pero también me queda claro que no todo lo que se demanda es posible -al menos en el corto plazo- y no se puede atender con la celeridad que se querría.

Preocupante resulta la incapacidad de algunos -pocos quizá, pero gravitantes- de cerrarse a cualquier posibilidad de diálogo. Y no lo digo sólo por los voceros de los estudiantes. Lo digo por un número no menor de alumnos que, de entrada y sin mediar provocación, usan y abusan de la violencia como camino para imponer sus ideas. Una falla de la educación, de un sistema que, por años, no ha sabido aprovechar en ellos su capacidad de entendimiento. Hemos fallado como sociedad. Una buena pregunta para todos quienes somos profesores: si realmente estamos educando para el diálogo, el respeto al otro, la tolerancia y el espíritu democrático.

Pero nos hemos sincerado. La educación en Chile no es camino de integración, sino de segregación. Nos condenamos unos a otros a un riel de vida que lleva a mayores separaciones y aumenta las brechas sociales. Y eso no da para más.

Urgen cambios sociales profundos que, de no producirse, llevarán a un estallido social aún mayor.

Las propuestas gubernamentales van en la dirección correcta, según mi modesta opinión. Por lo que es de esperar que la contraparte atine y se abra al diálogo. Sin ello, no hay sociedad posible.

Pero, la mejora en la calidad de la educación no es sólo un asunto “de plata” como se ha alegado. Urge un cambio de mentalidad ante el estudio y las ciencias: mayor disciplina, rigurosidad, excelencia, dedicación al estudio; comprender que, junto a los derechos, existen deberes.

Urge un cambio de paradigma, un cambio de ethos educacional. Podemos tener la mejor educación de Latinoamérica. Es de esperar que, tras las movilizaciones, nos demos tiempo para revisar serenamente las propuestas y presentar buenas ideas. Tiempo bien invertido.

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