Padre Hugo Tagle

Más sobre la vida

Bien esto de discutir sobre la posibilidad de introducir...

Por: Padre Hugo Tagle | Publicado: Lunes 19 de marzo de 2012 a las 05:00 hrs.
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Bien esto de discutir sobre la posibilidad de introducir el aborto terapéutico. Será el camino para poder reafirmar el valor de toda vida humana. Si no se discute, el tema queda en un limbo y la opinión pública no sabe a qué atenerse. Discutir, plantear argumentos, es la forma adulta de entenderse. “Conversando se entiende la gente”. Y el parlamento es el lugar donde se deben debatir los grandes temas nacionales. No la calle. Ni a través de marchas o tomas.



Cuando los ciudadanos recurren a la violencia, es porque algo falla en nuestra democracia. No se sienten representados por quienes fueron elegidos para hacer justamente eso: representarlos. Tema que da para otras columnas. Pero urge mejorar nuestro sistema de representación, hacerlo más agil, cercano a la gente, inclusivo y no excluyente.

Y ahora, sobre el derecho a la vida. Es la oportunidad de recordar una verdad tan antigua como el hilo negro: Hay vida nueva, singular, única e irrepetible desde el momento de la concepción. Y esto no tiene nada que ver con posturas religiosas, ni ideológicas ni cosa por el estilo. La mera observación muestra lo innegable. La unión del espermio y el óvulo gatillan, de forma irreversible, un proceso vital que dará lugar a un nuevo ser humano. Así de facinante, misterioso y enorme. Así de asombroso y sagrado. La OMS habla de que ello acontece algunas horas después pero, en fin, no gastaremos tinta en esa discusión. Lo que queda claro es que comienza un proceso que dará lugar -minutos más, minutos menos- a una vida distinta. Tan única, que la ciencia, con sus maravillosos adelantos, ha logrado detectar sensaciones como dolor, frío y calor, a las pocas horas de su gestación. Hay vida humana completa. Sólo debe desarrollarse. Proceso que no termina con el parto; que continúa hasta bien entrada la vida adulta.

Y una vida, por limitada y enferma que se encuentre, no hay derecho a tocarla. Entre más indefensa, tanto más se debe proteger. Con el criterio de algunos defensores del aborto, también del mal llamado “terapéutico”, la mitad de los niños de la Teletón no existirían. Así de cruel es el panorama.

Y ante los argumentos del posible peligro para la vida de la madre, no hay tal. La medicina ha logrado superar la inmensa mayoría de los escollos en esta materia. Incluso si es una vida “inviable”. Dejemos que la naturaleza siga su curso, que nazca, y permitamos así una despedida digna de la madre al hijo.

Opción radical por la vida. Desde su concepción hasta su ocaso natural.

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