La violación y consecuente embarazo de una niña de 13 años en Carahue fue excusa para que un par de parlamentarios colocara en la mesa de discusión nuevamente el "aborto terapéutico". El niño venía con serios problemas de viabilidad pero, contradiciendo todos los pronósticos y la misma propuesta parlamentaria, logro sobrevivir, torciéndole así la mano a los malos augurios y, mostrando gran fortaleza, logró sortear los primeros obstáculos. Vive.
Si ya la violación es una experiencia traumática, le ahorraron a la menor de edad una segunda, al dejar que la naturaleza siguiera su curso y el niño naciera. Una buena lección y tapaboca para quienes lanzan irresponsablemente dictámenes atarantados de "inviabilidad" donde existe una vida que lucha por imponerse.
E incluso aunque el niño hubiese nacido muerto: dejemos que la naturaleza siga su curso y procuremos los medios para su desarrollo normal y posterior parto. Muchas madres agradecen el curso de gestación hasta su final, permitiendo hacer un duelo y despedir a quien han llevado por varios meses en su seno.
La defensa de la vida no admite excepciones. La vida comienza con la concepción y termina en su ocaso natural. No solo debemos defender la vida gestada, sino acompañar y apoyar afectiva y monetariamente a las madres durante el pre y post parto. De poco sirven las frases grandilocuentes en esto de "la defensa de la vida" si no se apoya con recursos a las madres embarazadas y luego del parto. Los abortos disminuirán en la misma proporción en que aumenten los apoyos concretos a los embarazos no deseados.
Pero hay adelantos: el aumento de la cobertura en el pre y postnatal, la mayor asistencia a madres embarazadas solteras o abandonadas, aumento y mejora de jardines infantiles. Medidas concretas que van en favor de la vida. Ninguna mujer puede sentir que traer vida es una tragedia. Engendrar vida siempre es un bien con el cual se puede salir adelante. El drama de Carahue dejó en evidencia la precariedad y riesgo en que viven muchas mujeres en Chile. Los esfuerzos deben colocarse en ayudar a las mujeres en esas situaciones, castigar el delito y no desviar la atención buscando cuándo matar al niño engendrado. El mundo al revés.
Aprovecho para felicitar a tantas madres solteras, solas, abandonadas, que cargan con un niño que no desearon ni planificaron pero que han aceptado y acogido. Muchas lo han asumido como propio; otras, lo han dado en adopción. Como sea se trata de personas que hoy viven, crecen, se desarrollan. No seamos mezquinos. Solo requieren el apoyo de la sociedad.