La vacuna de San Valentín

Padre Hugo Tagle

Parafraseando la célebre novela de García Márquez, podemos hablar del “Amor en tiempos del Covid”. Ya llevamos más de un año de una pandemia de ribetes épicos. Gracias a Dios y al trabajo de la ciencia médica, se ha encontrado una vacuna. Tan importante como ello es su eficiente distribución, cosa que en Chile está resultado muy bien, con los altibajos propios de una tarea titánica como ésta.

Pero no es el fin de esta pandemia. Tendremos que seguir tomando resguardos –mascarilla incluida– por un tiempo. Así y todo, la vacuna constituye un enorme alivio. Hay luz al final del túnel.

La gran alegría fue el ejemplo de los mayores, acercándose entusiastas a recibirla. El mejor discurso a favor de la vacuna lo han dado ellos que, sin cuestionamientos ni recelos, han agradecido esta posibilidad que la ciencia regala y aceptado gustosos el soplo de vida que significa.

Cada día es un regalo. La vida es un regalo. Y los ancianos nos dan la lección de que se la debe agradecer diariamente.

Por relamido que resulte, todo lo vivido hasta ahora nos ha ayudado a crecer en solidaridad. Se ha repetido como una cantinela la idea de que “todos sufrimos la misma tormenta”. Pero a su vez, se la ha complementado con otra igualmente cierta: “Pero no todos estamos en el mismo barco. Hay quienes están mejor preparados para esta calamidad que otros”. Los más pobres y vulnerables han sufrido los mayores coletazos. Atenderlos es una tarea urgente para los próximos lustros. La recuperación post-pandemia no será tarea fácil. Exigirá mucha disciplina, trabajo duro, dedicación e inteligencia.

Se acerca la fiesta de San Valentín. Su historia es un himno al amor humano. Fue un obispo que, contraviniendo las injustas reglas impuestas por el emperador que prohibía los matrimonios religiosos, bendijo muchos esposos en secreto, manifestando así que el amor es más fuerte y se puede mantener firme contra viento y marea. El Papa Francisco nos dice: “¡Cuántas dificultades en la vida del matrimonio se solucionan si nos tomamos un espacio de sueño! Si nos detenemos y pensamos en el cónyuge, en la cónyuge. Y soñamos con las bondades que tiene, las cosas buenas que tiene. Por eso es muy importante recuperar el amor a través de la ilusión de todos los días. ¡Nunca dejen de ser novios!”

El secreto del amor humano, de los esposos, es renovarlo diariamente y confiarlo a Dios. Así se mantiene radiante, lozano y juvenil; la misma lozanía de los ancianos al recibir su vacuna. No hay Covid que aguante una disposición y voluntad interior como esa.