El arte de desconectar
Padre Hugo Tagle En twitter: @hugotagle
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Padre Hugo Tagle
Febrero es el mes en que una buena mayoría de los chilenos toma vacaciones. Y buena parte de los servicios públicos cierran o funcionan a media máquina. Así y todo, no todos logran “desenchufarse” como debería ser, para “oxigenar” el alma y el cuerpo ante un año que se vislumbra agotador. Una lástima que vacaciones no sea siempre sinónimo de descanso.
Según un estudio aparecido en un matutino la semana pasada, casi el 80% de los trabajadores declara que “sigue atendiendo responsabilidades laborales durante su período de feriado legal, lo cual no les permite una completa y sana desconexión del trabajo en sus vacaciones”. Entre las razones se encuentra la mayor autoexigencia que se colocan todos, sentirse imprescindible y, lo peor, el temor a sentirse desplazado. Quizá no sea “perder la pega”, pero sí sentir que “se toman decisiones” sin haber sido consultado. Debemos recordar que el mayor temor laboral en Chile es a perder el trabajo. Muchos, demasiados, duermen con un ojo abierto, por temor a ser despedidos al día siguiente. Urge una política laboral sólida, granítica, mayor industria y movimiento laboral, cosa que esos fantasmas desaparezcan del inconsciente colectivo y la gente se sienta “segura” en su lugar de trabajo.
Una de las entrevistadas, Suyin Palma, de Adecco Chile, comenta que “los chilenos tenemos una tendencia a querer estar siempre al tanto de lo que sucede en la oficina. Sin embargo, es importante que el descanso sea visto como un período valioso, que se escoge especialmente para disfrutar con la familia, amigos, visitar nuevos lugares y relajarse”.
Pero las redes y la hiperconexión al celular juegan en contra. Hasta hace algunos lustros, había zonas en Chile en que simplemente no había señal. Hoy, hay internet en todas partes, lo que aumenta la tentación de estar conectados “todo el día”.
Buenas vacaciones son importantes para todos. La misma empresa debería alegrarse que los empleados descansen bien, para abordar mejor el nuevo año laboral. Una buena empresa, un buen jefe, es aquel que logra que sus empleados se “desconecten”. Un sano consejo será crear redes que logren que sea así, dejar a alguien responsable en la oficina que asuma de verdad las tareas que corresponden a otros. El cementerio está lleno de imprescindibles. Quien se siente irreemplazable, normalmente es el más reemplazable de todos. Una sana distancia del trabajo ayuda a despejar la mente, disminuye la ansiedad y tensiones, permite volver con mejores ideas y capacidad de desempeñarse mejor. Todos ganan.