¿Doy confianza?

Padre Hugo Tagle

La cuenta pública de la Presidenta del pasado 21 de Mayo terminó con un llamado a restablecer las confianzas. Será tarea de todos el que se recompongan. No basta pedirla; hay que dar señales claras de que vale la pena confiar. Sabíamos que éramos desconfiados. Pero los niveles de recelo cívico llegan a un extremo intolerable. Las relaciones humanas se basan en un principio básico: partir de la buena fe del otro y dar signos concretos de confianza ¿Soy un hombre de confianza? ¿cumplo mi palabra? "Cuando ustedes digan "sí", que sea realmente sí; y cuando digan "no", que sea no. Cualquier cosa de más, proviene del maligno" (Mt 5,37) dice Jesús. El gran elogio que hace el Señor a Andrés, uno de los apóstoles, es ser "hombre de una sola pieza", vale decir íntegro.

Se ha extendido -comprensiblemente producto de desaciertos y escándalos-, un aire de recelos frente a las personas, las instituciones, que intoxica la convivencia. El humor pareciera ser lo único serio en Chile. Se le cree más a un humorista que hace burla de los políticos que a quienes me rodean.

Entre los efectos positivos es que se perdió el miedo ante el halo de intocabilidad de que gozaban algunos en Chile. En buenahora. Ahora, todos estamos bajo el mismo escrutinio público. Se acabaron las vacas sagradas. Pero no basta con las denuncias ni hacer leña del árbol caído. Debemos volver a confiar en el otro para poder crecer sanamente como sociedad. Ha sido muy positiva la exigencia de transparencia. La verdad hace libres. Pero no basta apuntar con el dedo y denunciar los abusos. Hay que castigarlos oportuna y ejemplarmente. La Presidenta repitió varias veces las palabras probidad e integridad. Esto vale para todos. No solo para los que trabajan en el aparato estatal.

Llama la atención la vehemencia con que algunos hablan de "aplicar la ley", pero la sensación ciudadana de que la ley no se aplica sigue siendo alta. Peligroso. El esfuerzo por recuperar confianzas pasa por la aplicación serena y cierta de la ley y el cumplimiento de los compromisos.

Debemos estar atentos también a un cierto "asistencialismo" que se encuentra incubado en todos los sectores. Apostar y creer más en la iniciativa privada. Eché de menos en la cuenta pública anuncios más concretos en relación al tema indígena y los sectores más pobres de Chile. No perdamos el norte. somos un país pequeño. No podemos darnos el lujo de estar en constantes y desgastadoras luchas de poder.
"Los pobres no pueden esperar", dijo Juan Pablo II hace años aquí en Chile. Ese llamado sigue estando plenamente vigente.