Desempleo de 7,1% en agosto
Padre Hugo Tagle
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Padre Hugo Tagle
Ese es el porcentaje de desempleo a que llegó el país el mes recién pasado. Y hay zonas en que es aún mayor. Las explicaciones y justificaciones para esta cifra pueden ser muchas pero, para quien perdió el trabajo y no encuentra nueva pega, no hay explicación que valga. Perder el empleo es terrible; no encontrar pronto una nuevo, peor. Tanto más si el sueldo anterior no permitió ahorrar para abordar bien los momentos difíciles. Y más más complejo se presenta el panorama si se ha perdido el trabajo pasada una cierta edad. A medida que avanzan los años, se hace muy difícil "reinventarse" e integrarse al mundo laboral.
Crear fuentes de trabajo, fomentar el mundo laboral debe ser una de las primeras preocupaciones de todo gobierno. No se trata de que él sea el empleador. Se trata de velar por condiciones para que los ciudadanos las creen y mantengan. Cuando el Estado es el principal empleador, o uno de los más importantes, estamos mal. Deben haber políticas de apoyo y fomento de la actividad laboral, sobre todo en sectores o regiones deprimidos, para levantarlos y crear nuevos polos de desarrollo. De estos y otros tópicos habló Michael Naughton en un seminario sobre "Subsidiariedad en la empresa" organizado por la USEC (Unión social de Empresarios Cristianos) el pasado jueves. El mundo empresarial tiene una especial misión en la creación de empleo y en el desarrollo de las personas. Tratar a los empleados como verdaderos socios, compañeros en un destino común debe ser el objetivo de todo empresario.
Agradezco a USEC por estas buenas iniciativas que llevan a los empleadores a reflexionar sobre su rol y asumir la responsabilidad que les tocan en la dignificación de las personas, la creación de una sociedad más humana y justa. Quien da trabajo, participa de una de las características más propias de Dios: crear.
Naughton cita en uno de sus textos una frase del cardenal Newman: "Dios me creó para hacerle un servicio bien definido; El me ha encomendado un trabajo que no ha encargado a otro. Tengo una misión. No la conoceré completamente en esta vida, pero me será dicha en la próxima. De alguna forma, yo soy necesario para su propósito; un eslabón, un vínculo de conexión entre las personas".
Cada uno tiene una misión. Cada uno ha recibido talentos, que deben ser puestos al servicio de los demás. No pierda la oportunidad de hacer de su vida un servicio a quienes Dios le encomendó aquí y ahora. Quien da trabajo, lo mantiene, promueve y hace crecer, está cumpliendo con esa misión maravillosa de hacer más plena y digna la vida de otros.