Conversando se entiende la gente
Escribo estas líneas luego de leer la noticia de que...
Escribo estas líneas luego de leer la noticia de que, finalmente, se llevarán al Congreso las propuestas en materia de educación. Ahora sí, se busca el consenso, necesario para hacer las leyes y para poder entendernos. Toda negociación implica eso: renunciar quizá a legítimas pretensiones en vistas a un bien mayor.
Valoro aquí dos cosas. Por una parte, el hecho de recurrir a las instancias de representación popular que nos hemos dado. Requieren perfeccionamiento, lo sabemos. Pero es lo mejor que tenemos. Es de esperar que se acuse recibo y se introduzcan los ajustes necesarios, de manera tal que resulten cada vez más ¡representativos!; fiel expresión de lo que busca y quiere una mayoría. Mayoría que debe a su vez saber expresarse a través de los caminos democráticos: las urnas. Y ahí viene la tarea de subir al carro de la modernidad a una gran cantidad de chilenos que se ha excluido o hemos dejado de lado.
Por otra parte, valoro la voluntad de diálogo. Algo tardía debo decirlo, pero, aparentemente, genuina. Es de esperar que ella se mantenga, para cerrar el año con una carta de navegación común en materia educacional.
No creo en la educación gratuita para todos los estamentos. He llegado a la convicción que ello sería beneficiosa sólo para un segmento y no para la mayoría. Sí creo en mayores apoyos, becas, créditos blandos, etc. Por ello, invertiría mucho más en la educación pre y básica, donde se juega buena parte del futuro del país.
En fin, todo ello es materia de conversación y diálogo, que es como se entiende la gente. Y en democracia, es el parlamento el lugar para ello. Esperemos que los legisladores den el ancho y hagan bien su pega. Si no es así, ya sabe como castigar o premiar su buena labor: confirmando o votando por ellos en las próximas elecciones.
Y por último quiero destacar las elecciones de la FEUC 2012. Primero, felicito al alumnado de la Universidad Católica por el brillante ejemplo de participación y responsabilidad universitaria y ciudadana. No solo la abrumadora cantidad de alumnos que votaron, sino su ejemplar conducta en ellas: respetuosa, disciplinada, democrática. Soy testigo de la gran disciplina de todas las listas tanto en la presentación de programas como en el proceso mismo de elecciones. Un ejemplo para el mundo universitario y para todo el país. Es de esperar que ello se replique en todas las otras federaciones de la Confech y universidades.