Padre Hugo Tagle

Contra la corrupción

Padre Hugo Tagle En twitter: @hugotagle

Por: Padre Hugo Tagle | Publicado: Lunes 22 de octubre de 2018 a las 04:00 hrs.
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Hace unos días, el contralor general señaló: “Sigo trabajando con las mismas ganas para que este país sea un poco menos corrupto”. En efecto, ese es su trabajo. El nombre de su cargo lo dice: controlar, velar por la probidad en las reparticiones públicas. La verdad, es una tarea de todos. Cuando votamos, de alguna forma premiamos el buen y honesto desempeño o bien castigamos el malo. La corrupción es la gangrena de un pueblo. Comienza poco a poco hasta consumir todo el organismo. Quien padece la descomposición de una parte de su cuerpo no lo nota, hasta que es muy tarde.

“La población, en general, está más incisiva, sin duda”, reconoce el profesor de Ciencias Políticas de la Universidad Católica, Alfredo Rehren, en un artículo publicado sobre el tema hace un tiempo atrás. Hoy no es fácil ser político “ante una opinión pública que está más atenta”, señala. “Ahora los costos involucrados por exponerse a la opinión pública pueden ser altos para un ciudadano que se interese en la actividad política. Al entrar a esa actividad uno está expuesto a este tipo de control total de su vida pública y privada, guste o no guste”, subraya Rehren.

Así y todo, lamentablemente se sigue aplaudiendo con demasiada facilidad la pillería. Seamos honestos: el chileno tiene tendencia a la frescura. De repente vemos en los partidos de fútbol gente que entra sin pagar; la gente va al supermercado y no paga, se sube a la micro y no paga. Hubo una época en que se daban facturas a las compras de comida en los supermercados. Hay una serie de pillerías para no pagar los impuestos, lo que es lamentable.

Según estudios sobre el tema, en Chile abunda una ética del éxito rápido, la diablura. La nuestra es una sociedad donde ha estado latente la tendencia al abuso. Se abusó durante 17 años. Abunda la percepción de una gran desigualdad. Y eso es dañino.

Pero hay que alegrarse. La opinión pública ha evolucionado hacia un mayor grado de madurez. Pero esa misma opinión pública también tiene mala memoria. “Churchill decía que a diferencia de la guerra, donde se muere una sola vez, en política uno puede morir varias veces”, recuerda Alfredo Rehren. “La reacción inicial es que hay una condena unánime y general en estos casos, pero con posterioridad se tiende a olvidar”.

Los escándalos nos despercuden y obligan a afinar la medida moral de nuestros actos. Recordemos que la verdad siempre se descubre. Se puede mentir un cierto tiempo, pero la verdad finalmente siempre llega a la luz pública. Hágame caso: mejor ser honesto.

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