Candidatos a la calle
Padre Hugo Tagle@hugotagle
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Padre Hugo Tagle
Más de 22.000 candidatos postularon a los próximos sufragios del 11 de abril. Entre ellos los cerca de tres mil para la convención constituyente, donde destacan los dos mil independientes.
El camino civilizado -digno, por usar una palabra tan relamida– para manifestar apoyos o rechazos a los diferentes proyectos son las elecciones libres e informadas. ¿No le gusta algún candidato? No vote por él. ¿Nadie lo representa? El problema, entonces, ya no son los candidatos.
El proceso preelectoral se ha llevado bien. La tarea ahora es salir de sí, mostrar real interés por la “cosa común”, y persuadir en una discusión madura, dejándose complementar y apoyando con propuestas positivas. La sola crítica es egoísta, desdén por el otro y por lo comunitario.
Se nos regala la oportunidad de hacer del proceso una verdadera clase de “educación cívica”, entusiasmando a más ciudadanos en este proyecto país que involucra a todos.
Los constituyentes deberán recordar que el texto no es una varita mágica ni panacea para todos los males. Será necesario inyectar una buena dosis de realismo, para no caer en una suerte de “populismo constituyente”.
La nueva Constitución se comienza a escribir ahora, no el 12 de abril. Tanto como el texto, son los valores de civilidad, respeto, tolerancia, diálogo, lo que se espera de todos los candidatos. Su fortaleza radica en su buen ejemplo; en vivir hoy lo que quieren para el Chile de mañana. Las palabras deben ir acompañadas de integridad de vida y probado servicio al país.
Ante el halo de sospecha sembrado sobre las motivaciones de uno u otro candidato, parto de la buena fe de las personas y su genuino ánimo de contribuir al país con su experiencia y conocimientos. Ojalá la convención constituyente sea lo más variopinta posible, integrando todos los sectores y visiones. En ello, ganamos o perdemos todos. No es un grupo contra otro, ni menos la imposición de un proyecto sobre otro, lo que Chile espera. Todas las encuestas hablan de un anhelo ciudadano común: amplios acuerdos, un texto integrador en el que se puedan encontrar todos.
Se aprende más escuchando a los que piensan distinto, que solo atendiendo a los de la parcela propia. Dejarse complementar, empatizar con las ideas de quien está en la otra vereda, enriquece la propia postura y ayuda a prestar un mejor servicio.
Que los valores de respeto, tolerancia y acogida nos acompañen. Son ingredientes esenciales para el logro de un texto que unifique e inspire, y que nos recuerde nuestro derechos y deberes como miembros de una casa común.