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Columnistas

Nudos críticos de la negociación colectiva ramal

JUAN IGNACIO MONGE Socio de Garnham Abogados

Por: Equipo DF

Publicado: Jueves 27 de marzo de 2025 a las 04:00 hrs.

Uno de los temas que seguramente marcará la agenda laboral de 2025 será la discusión sobre la implementación de la negociación colectiva ramal, un modelo que permite negociaciones colectivas no solo a nivel de empresa –como ocurre actualmente–, sino también a nivel de sectores, industrias o ramas de la economía. En algunos países, incluso se aplica a nivel regional o provincial.

Este modelo tiene como principal propósito establecer condiciones laborales comunes para los trabajadores de distintas empresas dentro de un sector, lo que podría aumentar la cobertura de beneficios y contribuir a una mayor equidad salarial. En visiones más radicales es visto como una manera de “profundizar la democracia” y mejorar la distribución del ingreso.

“La discusión debiera abrir interrogantes sobre el impacto en las PYME, su efecto en la creación de empleo y la posibilidad de huelgas sectoriales y generales, con consecuencias para la ciudadanía y la economía”.

La discusión debiera abrir varias interrogantes, entre ellas, el impacto en las pequeñas y medianas empresas, que podrían enfrentar dificultades si deben alinearse con condiciones negociadas por grandes compañías con mayor capacidad financiera. También, surge la preocupación sobre su efecto en la creación de empleo y la posibilidad de huelgas sectoriales o incluso generales, con consecuencias para la ciudadanía y la economía. (pensemos, por ejemplo, en un paro general del transporte de pasajeros).

A ello debe agregarse el riesgo de nuevos focos de poder con capacidad de influir en la libre competencia y, por supuesto, el que se convierta en espacio de influencia política, donde los acuerdos pueden responder más a intereses partidistas que a las necesidades reales del sector productivo.

Actualmente, la legislación laboral ya contempla mínimos universales, como el sueldo mínimo, la jornada laboral y la protección de la maternidad, aplicables a cualquier trabajador sin importar la empresa en la que se desempeñe. En ese sentido, cualquier negociación colectiva tiene como objetivo mejorar esas condiciones.

Ahora bien, la realidad es que, para muchas empresas, cumplir con esos mínimos ya es sumamente desafiante, sin mencionar la carga administrativa, tributaria, sanitaria y el largo etcétera que hoy cargan sobre la mochila quienes se han animado y arriesgado su capital en ello. Y es ahí donde esos mínimos muchas veces actúan como camisas de fuerza que impiden adaptar las condiciones laborales a la realidad de cada sector o territorio o del momento económico y en las que a veces -por más ingenio y esfuerzo que se despliegue- la empresa terminará colapsando y con ella, sus trabajadores.

Asi las cosas, más allá de las buenas intenciones, surgirán legitimas aprehensiones respecto de la verdadera necesidad de negociación ramal y sus efectos. Es de esperar que el debate se aborde con sensatez por todos los sectores y que la negociación ramal no sea un fin en sí mismo.

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