No solo por marzo
Lesly Meyer Guzmán, encargada Nacional Programa Buenas Prácticas con Equidad de Género, SernamEG
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Lesly Meyer Guzmán, encargada Nacional Programa Buenas Prácticas con Equidad de Género, SernamEG
De acuerdo al Tercer Reporte de Indicadores de Género en las Empresas 2021, la presencia de mujeres en directorios asciende a un 12,7% (con un aumento de 2,2 puntos porcentuales respecto al 2020), sin embargo, es importante contrastar dicha cifra con el 47% de "organizaciones cero", es decir, aquellas que no cuentan con directoras dentro de sus equipos de trabajo.
Pero, ¿por qué las mujeres no están en estos espacios? ¿por qué están fuera de los espacios de poder? Para contestar a esta pregunta, lo primero que se me viene a la mente es la responsabilidad que tienen las empresas de generar estrategias que les permitan potenciar el desarrollo de carrera de sus trabajadoras, donde el principal desafío radica en movilizar y ascender a quienes se concentran en los escalafones más bajos o de menor responsabilidad en las organizaciones y favorecer la diversidad en la toma de decisiones.
Pese a la relevancia de la gestión empresarial para mover la aguja en esta materia, no podemos dejar de lado el rol que nos compete a cada una y cada uno de nosotros como agentes cuestionadores de la cultura machista, misógina y patriarcal. Si queremos transformar las relaciones sociales y avanzar hacia la construcción de espacios laborales más justos, equitativos e inclusivos para las mujeres, que les permitan desarrollar sus carreras y habitar los espacios de poder existentes, entonces, es importante que "partamos por casa".
Partir por casa significa tomar conciencia de las "mochilas" que cargan hombres y mujeres - de las responsabilidades que asumen en sus hogares, de los imaginarios colectivos que giran en torno a lo que cada una y cada uno de ellos "debe" ser y hacer - y tomar acción para "equiparar la cancha" y redistribuir las cargas de manera equitativa. Pero, ¿por donde podemos comenzar? Les comparto algunos datos y antecedentes para incentivar la reflexión respecto a la necesidad de cambio.
¿Sabías que según INE (2021) las mujeres representan el 94,7% de las personas desocupadas o inactivas, que no están en busca de trabajo remunerado, por razones de cuidado o responsabilidades permanentes? ¿Haz escuchado del impacto en las mujeres de los sesgos de cuotas, capacitación, invalidación y multifocalidad? ¿Te habían contado que Chile está dentro de los 6 primeros países con mayores brechas salariales entre hombres y mujeres en América Latina? Con antecedentes como estos se van cargando las mochilas de hombres y mujeres.
Ahora bien, el rol de las subjetividades e imaginarios colectivos también es clave, porque representan nuestra cultura y cómo esta se traduce en lo cotidiano. Por ejemplo, en el nombramiento del futuro gabinete ministerial del Presidente Gabriel Boric, alguien me comentó "hay muchas mujeres ahí", y yo me pregunto ¿por qué todavía resulta "extraño" ver mujeres ocupando cargos políticos con alto poder de decisión? ¿por qué nos hace ruido la "presencia" mayoritaria de las mujeres y en otras ocasiones no nos hemos asombrado por la sobre representación de los hombres? El peso de la historia y, por supuesto, de la cultura, han hecho lo suyo, recordemos que entre los años 1990 y 2020, solo fueron nombradas 69 mujeres como ministras, en comparación a los 234 ministros varones designados durante el mismo período.
Sin duda, los desafíos en equidad de género son enormes e ineludibles, por eso, no basta con poner este tema sobre la mesa solo un mes, con gestionar infinitas actividades en el marco del 8M, necesitamos sostener conversaciones transformadoras, cuestionadoras y movilizadoras durante todo el año para empujar los cambios con celeridad. Ya no tenemos más tiempo.