No hay caso con Hacienda
GABRIELA CLIVIO Economista, Socia Vios Consulting, Directora International Valuations Standard Council
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Gabriela Clivio
Esta semana, el Ministerio de Hacienda -que se ha caracterizado últimamente por subestimar los ingresos tributarios-, presentó una propuesta inicial para avanzar en el proyecto de ley que busca reformar el impuesto a la renta. Entre las medidas, se plantea un nuevo esquema de tributación para las grandes empresas, donde la tasa de impuesto de primera categoría pasará de 27% a 25%.
La letra chica es que ahora se implementará una nueva tasa de impuesto adicional de 16% para los propietarios contribuyentes de impuestos finales sobre las rentas del capital. Este nuevo impuesto (como si hubiera pocos), se aplicará al momento de distribuir dividendos y afectará a los accionistas. Finalmente, también se propone la creación de un impuesto adicional de 4% a la primera distribución de utilidades, independiente del destinatario.
“La mejor forma de estimular la inversión y el crecimiento económico sería volver a integrar el sistema tributario, una discusión que ni siquiera está sobre la mesa”.
En resumen, con esta nueva propuesta, la carga total sobre las utilidades generadas por las empresas pasa a 39,5%, frente al 44,5% actual, pero como país seguimos siendo no competitivos en materia tributaria. Para Hacienda, el nuevo proyecto busca no solo optimizar el sistema tributario, sino que persigue además generar mayores incentivos para la inversión, con un diseño que mantiene un equilibrio fiscal. A mi juicio, la realidad es otra.
Para empezar, la mejor forma de estimular la inversión y el crecimiento económico (ese del que casi ya no nos acordamos en Chile) sería volver a integrar el sistema tributario, una discusión o tema que ni siquiera está sobre la mesa. La relación entre las tasas de impuestos corporativos y el crecimiento económico en Chile viene siendo objeto de estudios desde 2014. La realidad, sin embargo, es una sola y ha dejado en evidencia que el alza en las tasas impositivas ha afectado negativamente la inversión y, como consecuencia, al crecimiento. Basta recordar que antes de 2014 Chile crecía por sobre el mundo, lo que luego de ese año se revirtió. La “bisagra” que generó ese cambio fue la reforma tributaria del año 2014, que incrementó las tasas de impuestos e impactó en la expansión económica, que pasó de 5,3% promedio en el período 2010-2013 a 1,7% promedio entre 2014 y 2017. En el caso de la economía chilena se ha observado, además, que el aumento de impuestos afecta negativamente la productividad total de los factores.
El dato que nadie quiere tener en cuenta (y no entiendo cual es la obstinación o justificación para esta conducta) es la relación entre el cambio porcentual de los ingresos tributarios frente a un cambio porcentual en el Producto interno de la economía, que es superior a uno. Si juntamos las dos piezas del puzzle queda claro que, poniendo al crecimiento económico como prioridad, se lograría recaudar más. No me parece que la discusión tributaria actual fomente un entorno más favorable para la inversión y el crecimiento, por ahora la prioridad parece ser solamente recaudar o no equivocarse tanto en la estimación de ingresos fiscales.