Mercados: ¿quién compra y quién vende?
Durante los últimos meses los mercados de renta variable en todo el mundo se han...
Durante los últimos meses los mercados de renta variable en todo el mundo se han venido abajo con gran fuerza. Los inversionistas se han puesto muy nerviosos y han dejado de lado los activos de mayor riesgo. Como hemos comentado anteriormente, creemos que se está reaccionando exageradamente. De manera que gran parte de los movimientos recientes de las bolsas responde a elementos relacionados con el sentimiento. Afortunadamente, esto determina los precios sólo en el corto plazo y es por eso que, por ejemplo, sin grandes cambios en los fundamentos, durante octubre se vieron altos retornos positivos. El problema es que, dado que el sentimiento tiene una correlación positiva con los retornos pasados, los inversionistas que toman decisiones basados en él normalmente venden cuando las acciones están baratas y compran cuando están caras. Esto los deja en una posición mucho peor que si siguieran una estrategia pasiva de inversión y rebalancearan su portafolio periódicamente. Las restricciones de liquidez que enfrentan algunos inversionistas empeora aún más las cosas.
Ahora, no todos pueden estar vendiendo al mismo tiempo. Alguien debe estar comprando. Los inversionistas institucionales están normalmente al otro lado de la transacción. Esto se debe a que no enfrentan problemas de liquidez porque sus pasivos son típicamente de largo plazo y porque hacen esfuerzos explícitos para controlar los sesgos naturales en las decisiones de inversión. Es por esto que típicamente obtienen mejores resultados que los inversionistas retail.
Los otros actores que tienen más altos retornos promedio son aquellos que están al interior de las compañías: la administración y, sobre todo en mercados menos desarrollados, los accionistas controladores. En efecto, ellos parecen concentrarse mucho más en el largo plazo, dando así más peso a factores relacionados con valorizaciones y, en especial, a los fundamentos. También tienen mayor información respecto de los posibles flujos futuros. No necesariamente sobre el estado de la economía, pero sí en relación al impacto que tendrá en su empresa.
Lo anterior aplica no sólo a las decisiones de inversión, sino también a la forma en que financian sus compañías. En la práctica, las corporaciones aumentan su capital cuando las acciones están caras con respecto a los bonos y viceversa. De hecho, uno de los determinantes más importantes de los niveles de apalancamiento efectivos se relaciona con este tipo de estrategia de timing de mercado.
Si todo esto es así, observar las decisiones de cada grupo -inversionistas retail, inversionistas institucionales y accionistas controladores- debería ser muy informativo y útil. Lo que ha pasado últimamente es que las OPA y aumentos de capital están en niveles muy bajos, mientras que las emisiones de bonos están en niveles récord. Los inversionistas retail han movido grandes montos desde los fondos mutuos y de pensiones que invierten principalmente en acciones hacia fondos menos riesgosos. Además, los internos han estado comprando acciones de sus compañías. Esto es cierto tanto en los mercados globales como en el local. El número de compras llevadas a cabo por internos ha aumentado significativamente en los últimos tres meses a septiembre en relación al número de ventas. Por otra parte, prácticamente no se han realizado ofertas primarias o secundarias de acciones. Estos cambios están muy correlacionados con el nivel general del mercado. Durante mayo y junio, cuando el IPSA estaba alrededor de 5.000, se alcanzó el máximo de emisión de acciones y el mínimo de actividad de compra por parte de los internos.
Los inversionistas institucionales -principalmente las AFP- no parecen estar comportándose como sus pares de mercados desarrollados. Esto se debe, al menos en parte, al comportamiento de los aportantes mencionado más arriba.