Mercado inmobiliario y crisis social: ¿qué hacemos ahora?
Esteban González R. Director de Estudios AGS Visión Inmobiliaria
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Esteban González R.
La ola llegó sin que nadie se lo esperara. En cuestión de meses, los desafíos 2020 de los inversionistas inmobiliarios y de la industria en general cambiaron de paradigma. Pasamos del “crecer” al “cuidar”. Sí, cuidar una industria que estaba empezando a despegar y que en la última década se ha encaminado a una etapa de maduración y sofisticación.
Así, a más de tres meses del estallido social, Santiago ya no es la misma. La “plataforma” donde la industria desarrolla sus proyectos cambió. En diversos puntos neurálgicos de la ciudad la infraestructura se ha deteriorado o destruido, paraderos, semaforización, señalética, iluminación, aceras, espacios públicos deteriorados, áreas verdes inseguras y 26 estaciones de Metro que aún no están operativas. A esto hay que sumar diversos fenómenos urbanos que han proliferado, como el aumento del comercio ambulante, buses piratas y automóviles sin patentes, aumento de rejas y protecciones en viviendas y comercios, menor fiscalización vial (y por ende menor recaudación municipal), tacos y desvíos en la ciudad por manifestaciones, comercios cerrados temporal o permanentemente, proyectos congelados o definitivamente paralizados, entre otros.
Dicho lo anterior, el mercado se está adaptando a estas nuevas condiciones, que no sabemos si son provisorias o permanentes. Por ejemplo, se pueden ver diversos fenómenos de migración hacia zonas intermedias y más seguras de la ciudad, lo que se refleja en la modificación de los valores de arriendos, que actúan como vasos comunicantes. Así, algunos cuadrantes de Santiago Centro, Puente Alto, La Cisterna y Quilicura han experimentado detrimento en sus cánones de arriendo v/s otros sectores en Providencia, Ñuñoa, San Miguel y La Florida que han experimentado aumentos en la demanda. En este contexto, el desafío para la industria es tomar conciencia de estos fenómenos y actuar en virtud de estas transformaciones urbanas. En otras palabras, cambiar paradigmas para lograr una adaptación a las nuevas percepciones y requerimientos del mercado en la ciudad.
Por otro lado, muchos inversionistas inmobiliarios preguntan si deben desinvertir, o tal vez buscar un refugio para internacionalizar sus inversiones. La respuesta no es sencilla, porque es multivariable. Lo único que sabemos es que hay que actuar con calma, y no movidos por las emociones propias del momento. Por otro lado, es precisamente en estas circunstancias cuando se presentan atractivas oportunidades para tomar posiciones, dado que la fuerza compradora aumenta radicalmente versus la vendedora. Ser selectivos, analíticos y contar con información de inteligencia de mercado es fundamental.
Finalmente, respecto de los desarrollos inmobiliarios, la situación no es blanco ni negro. Algunos han postergado sus decisiones de compra de tierra para marzo, pero ya se observan inmobiliarias que empiezan a tomar ventajas y ponen sus banderas en atractivas posiciones que hace unos meses sólo estaban reservadas para las grandes del rubro. Las oportunidades están, y quienes tienen el coraje de avanzar sostendrán inmejorables posiciones en el mercado en el mediano y largo plazo.