La casa ordenada
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Luis Larraín
Cualquiera sea la evaluación que se tenga acerca del gobierno de Sebastián Piñera no cabe duda que Michelle Bachelet recibirá, el 11 de marzo, una casa ordenada. Por eso, desconcierta el intento de algunos personeros ligados a la Presidenta electa de dejar la impresión de que Piñera está dejando el gobierno con un lastre que dificultará la gestión de su sucesora, al hablar de dificultades, “amarres” y trabas que podrían poner cuesta arriba el andar de los ministros, según trascendidos de prensa.
Se menciona como problema el déficit fiscal, lo que resulta temerario viniendo de Alberto Arenas, quien siendo director de Presupuesto de Bachelet incumplió la regla de balance cíclicamente ajustado, al dejar un déficit estructural de 3%, según lo determinó una comisión transversal de expertos. Ello porque el equipo económico actual rebajó ese déficit a 1%. Tratando de ocultar eso, el equipo de Bachelet insiste en que la estimación de ingresos del Presupuesto 2014 estaría “inflada”, lo que incluso de ser cierto no tiene implicancia alguna sobre el gasto que puede hacer el próximo gobierno.
Otro de los “problemas” que menciona el trascendido es que no habría recursos para un nuevo censo. En primer lugar sabemos que un grupo de expertos internacionales dictaminó que no era necesario hacer un nuevo censo. Por otra parte, la magnitud de un eventual gasto no alcanzaría ni a un 0,1% del Presupuesto.
Se habla también de subsidios habitacionales sin financiamiento, lo que corresponde al típico arrastre de los programas del Ministerio de Vivienda. Se mencionan adicionalmente “contratos de amarre en salud” por el hecho de concesionar hospitales, lo que representa simplemente la continuidad de la labor del Estado. Se habla de la poca importancia que se ha dado a la innovación durante el gobierno de Piñera, afirmación completamente gratuita formulada en el año de la innovación.
Que el equipo de Bachelet se esté poniendo el parche antes de la herida, mencionando tres o cuatro temas que significan minucias, da cuenta de una anticipada predisposición a echarle la culpa al empedrado ante la eventualidad que las altas expectativas que se han levantado no puedan cumplirse.
Las cifras que avalan el buen desempeño económico del Gobierno de Sebastián Piñera son elocuentes. Partamos por los 905.380 empleos que se han creado durante su administración. Es un registro excepcional. No todo el mérito se debe por cierto al gobierno; los empresarios que han contratado a esos trabajadores, ya sea en nuevos emprendimientos o expandiendo sus actividades actuales, están arriesgando su capital y deben llevarse la mayor parte del mérito. Este dinamismo del mercado laboral ha permitido llevar la tasa de desempleo al 5,75, la más baja en 30 años.
Adicionalmente, estos puestos laborales son de calidad y no empleos precarios, como alguna vez se trató de insinuar desde la oposición. El 92,7% de las nuevas ocupaciones se rigen por contratos de trabajo escritos y están sujetos a previsión social, seguro de desempleo y cotizaciones de salud.
Este dinámico mercado laboral ha permitido un incremento sostenido de las remuneraciones reales. Hemos evolucionado desde una variación anual del 2,2% el año 2010 a una del 2,5% el 2011, una de 3,3% el 2012, hasta posiblemente un 3,7% el año 2013. Como lo dice la teoría, si el país genera más empleos (de calidad) sus remuneraciones aumentarán más.
La verdad es que el gobierno de Sebastián Piñera será recordado por su buen manejo de la economía. El crecimiento del PIB será de 5,4% promedio al año, durante el periodo 2010 al 2013; crecimiento promedio que en los últimos 50 años sólo es superado por el gobierno del Presidente Aylwin (7,5%). La inflación debiera llegar a un promedio durante el periodo 2010 al 2013 del orden de 3%; una de las menores inflaciones logradas por un gobierno en los últimos años, acercándose a la del gobierno de Ricardo Lagos (2,9%).
Siempre puede discutirse cuán buena fue la gestión de un gobierno, pero en materia económica y presupuestaria no puede discutirse que Michelle Bachelet recibirá una casa ordenada.