Litio: Gato por liebre
Juan Francisco Sánchez Valdivia Legal
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Juan Francisco Sánchez
El Estado de Chile ha elegido a dedo a los ganadores en la disputa por el oro blanco, beneficiando sin la licitación pública exigida por la ley primero a SQM y luego a Albemarle, a quien Corfo concedió el derecho de opción de aumentar su cuota de producción, en la medida que implemente nuevas tecnologías.
En el contexto del dedazo en favor de SQM, Tianqi cuestionó la semana pasada la respuesta del regulador del mercado de capitales, quien concluyó —el pasado 29 de febrero— que la fusión por absorción de “Minera Tarar SpA” (que se disuelve) por parte de “SQM Salar S.A.” (que subsiste) no requiere de la aquiescencia de los accionistas minoritarios de la matriz de la minera no metálica, reunidos en Junta Extraordinaria de Accionistas.
“Todo parece indicar que SQM y Codelco suscribirán el acuerdo definitivo sin la venia de determinados pueblos atacameños y a las espaldas de los minoritarios. Por el momento, la única certeza es que la batalla por el Salar de Atacama recién comienza”.
SQM y Codelco divulgaron un hecho esencial conjunto el pasado miércoles 27 de diciembre que anunció la creación de una nueva sociedad, denominada como “Sociedad Operativa” en el correspondiente Memorando de Entendimiento y “NewCo” por todos los analistas del mercado. El propio Máximo Pacheco refrendó la estructura de tal acuerdo en un evento organizado por InvestChile el pasado 16 de mayo, explicitando al efecto que la operación se materializaría a través de un joint venture o empresa conjunta, que solo puede crearse en este caso por una fusión por creación.
Concretamente, Pacheco afirmó en su presentación que Tarar “por ahora es una filial de Codelco, pero cuando se fusione va a quedar bajo Codelco, pero con el socio SQM también”.
Esta declaración contrasta con la consulta reservada que SQM formuló a la Comisión para el Mercado Financiero (CMF) el 9 de enero de 2024, engañándola. Los abogados de SQM le preguntaron al regulador si la absorción y subsecuente disolución de Tarar, que se extingue para confundirse con “SQM Salar S.A.”, requería de la aprobación de los accionistas minoritarios.
Frente a la acotada pregunta, la CMF sostuvo que la junta no era obligatoria. Luego, el pasado 25 de abril, la CMF relativizó su respuesta inicial, arguyendo que su conclusión desfavorable para los minoritarios de SQM dependía “de los fundamentos jurídicos y materiales que se tuvieron a la vista para resolver”. Una simple visita al sitio web de Codelco bastaba para advertir que la minera no metálica le pasó gato por liebre, pues lo anunciado al mercado fue la creación de una “nueva sociedad”, entidad denominada “Sociedad Operativa”, caracterizada como un ente autónomo e independiente de sus accionistas.
La disonancia es manifiesta: mientras SQM le informó a la CMF que Tarar sería disuelta, Pacheco afirmó que Tarar seguirá siendo su filial, aunque ahora transformada en joint venture o sociedad común con SQM.
Las sucesivas respuestas de la CMF desataron la ira de Tianqi, quien las impugnó la semana pasada. La razón es simple: el Memorando de Entendimiento—del modo en que fue diseñado y divulgado en diciembre pasado— no podía ejecutarse sin el voto conforme de las dos terceras partes de la Junta Extraordinaria de Accionistas de SQM, circunstancia que habría permitido al accionista foráneo examinar las condiciones bajo las cuales se gobernará su inversión de más de US$4.000 millones. Frente al gato por liebre, la ira de Tianqi parece entendible.
Por el momento, todo parece indicar que SQM y Codelco suscribirán el acuerdo definitivo sin la venia de determinados pueblos atacameños y a las espaldas de los minoritarios. Por el momento, la única certeza es que la batalla por el Salar de Atacama recién comienza.