Columnistas

La izquierda latinoamericana y Maduro

JUAN IGNACIO BRITO Profesor de la Facultad de Comunicación e investigador del Centro Signos de la U. Andes

Por: JUAN IGNACIO BRITO | Publicado: Miércoles 4 de septiembre de 2024 a las 04:00 hrs.
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JUAN IGNACIO BRITO

La deriva autoritaria del régimen venezolano obliga a la izquierda latinoamericana a definirse. Algunos liderazgos no tienen empacho en celebrar el “triunfo” de Nicolás Maduro: los Gobiernos de Bolivia, Honduras, Nicaragua y Cuba aplauden al dictador porque probablemente se ven reflejados –de hecho o en potencia– en su actitud antidemocrática. Otros han intentado salvar la cara ofreciendo salidas nada convincentes: los Presidentes de México, Colombia y Brasil se decantaron inicialmente por un diálogo que no fue acogido. Frustrado, Andrés Manuel López Obrador simplemente abandonó la escena, mientras Gustavo Petro proponía que el chavismo y la oposición conformaran un gobierno de coalición transitorio, y Lula da Silva levantaba su descabellada idea de repetir las elecciones. Solo Gabriel Boric denunció el fraude, pese a que ello le costó dolores de cabeza con sus socios del PC y algún desacuerdo con Lula.

“La izquierda latinoamericana parece debatirse hoy entre las tendencias autoritarias y la ineficiencia en la gestión del gobierno. En ambos casos, exhibe pocas ideas más allá de la voluntad por aferrarse al poder”.

La falta de respuestas de la izquierda frente al caso venezolano es reveladora. De alguna manera, reproduce los problemas que enfrentan los gobiernos de esa tendencia en sus países. Algunos lucen desorientados ante su impopularidad o incapacidad para impulsar los cambios que prometieron para llegar al poder; otros han optado por la vía autoritaria sin retorno, como Nicaragua y Cuba, mientras que varios parecen apuntar a ella en distintos niveles de avance, como Honduras (donde, además, se acaban de revelar vínculos entre la familia presidencial y el narcotráfico) y México. Este último caso es preocupante: el Presidente Andrés Manuel López Obrador deja el Gobierno con 65% de popularidad, logró avances significativos en indicadores sociales, bajó la violencia criminal en la última parte de su mandato y consiguió que su heredera fuera elegida para continuar con la “Cuarta Transformación”. Sin embargo, al mismo tiempo, ha horadado la institucionalidad, destrozando la independencia del aparato electoral y logrando que este haga una mañosa interpretación del resultado de los comicios legislativos e ignore la Constitución para darle supermayorías al oficialismo en la Cámara de Diputados y el Senado. México camina hacia la consolidación de un régimen cada vez menos pluralista. En Bolivia, la izquierda se desangra en la lucha entre Evo Morales y el presidente Luis Arce, mientras en Colombia el experimento liderado por Gustavo Petro se hunde en la impopularidad de un mandatario que ha hecho un mal gobierno. En Brasil, el absurdo asalto al poder de las fuerzas bolsonaristas en 2023 ha dado pie a una caza de brujas judicial que, bajo el estandarte del combate contra las noticias falsas y la desinformación, ha incurrido en una serie de arbitrariedades contra los adversarios políticos del Presidente Lula da Silva. En Perú, el intento de autogolpe del exmandatario Pedro Castillo a fines de 2022 tiene sumida en la confusión a la izquierda local, mientras que en Ecuador el correísmo, derrotado en las urnas por Daniel Noboa en 2023, busca tomarse una revancha en las presidenciales de 2025, donde Noboa es favorito y lidera las encuestas.

La izquierda latinoamericana parece debatirse hoy entre las tendencias autoritarias y la ineficiencia en la gestión del gobierno. En ambos casos, exhibe pocas ideas más allá de la voluntad por aferrarse al poder, en algunos casos al costo de la democracia misma. Una izquierda sin otra agenda que la captura del poder y la permanencia en este se ha convertido en muchos casos en un peligro para la democracia en la región.

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