En tan sólo un par de horas, DeepSeek, la nueva inteligencia artificial (IA) china, revolucionó el panorama tecnológico en todo el mundo. Su irrupción a fines de enero sorprendió a competidores y usuarios, al ser capaz de igualar el rendimiento de los modelos más avanzados de OpenAI y Anthropic, pero a un costo mucho menor. Si para entrenar un modelo de IA de primer nivel se requieren más de US$ 100 millones DeepSeek afirma hacer lo mismo con US$ 6 millones.
Pero más allá de los montos, DeepSeek está cambiando las reglas del juego desde sus bases. A diferencia de otros modelos cerrados y controlados por grandes firmas tecnológicas, esta propuesta de código abierto democratiza el acceso a herramientas avanzadas de IA, permitiendo que emprendedores de todo el mundo puedan tomar su matriz, adaptarla a problemáticas locales e innovar con soluciones a medida. En términos prácticos, el código abierto está disponible para que cualquier persona lo use, modifique y distribuya libremente, e incluso puedan generarse nuevos programas de forma colaborativa por parte de comunidades de desarrolladores, empresas e instituciones.
“Esto abre la puerta a una ola de innovación descentralizada, donde no sólo los grandes jugadores pueden liderar el desarrollo de la IA, sino también los emprendedores, startups, universidades y gobiernos”.
Si llevamos este panorama al ecosistema del emprendimiento y las startups, hay varios aspectos en común. DeepSeek facilita la accesibilidad, ya que hasta hace pocas semanas, desarrollar modelos de IA implicaba una inversión millonaria en infraestructura y datos, dejando fuera a la mayoría de los actores emergentes. Ahora esa barrera se redujo de forma drástica, ya que cualquier persona o empresa con los conocimientos adecuados puede ajustar y entrenar el modelo según sus propias necesidades. Esto abre la puerta a una ola de innovación descentralizada, donde no sólo los grandes jugadores pueden liderar el desarrollo de la IA, sino también los emprendedores, startups, universidades y gobiernos.
Desde un punto de vista más amplio, este avance tecnológico tiene un profundo impacto en la capacidad de los países para resolver sus propios desafíos. Está el caso de Chile y otros vecinos de Latinoamérica, donde los datos locales muchas veces no están bien representados en modelos entrenados en inglés. Utilizando herramientas como DeepSeek, se podrían crear soluciones que entiendan mejor el contexto y las necesidades específicas de cada comunidad. Lo mismo aplica a sectores como la educación, la salud o la agricultura, donde la personalización de la IA puede marcar una diferencia concreta en la calidad de vida de las personas.
El mundo tecnológico ya está viendo los efectos de este cambio. Empresas que antes dependían de los modelos cerrados de grandes corporaciones ahora pueden construir sus propias versiones optimizadas, mientras que cada vez serán más las startups explorando soluciones innovadoras en ámbitos que van desde herramientas de traducción más precisas hasta asistentes virtuales que entienden mejor los matices de cada cultura.
Por supuesto que también existen desafíos en términos de seguridad, regulación y uso ético. Por eso, es fundamental que los gobiernos y las empresas trabajen en conjunto para establecer lineamientos que aseguren que la IA abierta beneficie a la sociedad sin ser mal utilizada. Lo importante es que estamos dejando atrás la época de que el conocimiento se concentra en pocas manos. Gracias a una competencia más equitativa, cualquier persona puede mejorar y proponer nuevas aplicaciones. La pregunta que viene a continuación es cómo el talento chileno puede aprovechar esta oportunidad para generar impacto real.