La extrema voracidad amenaza al ecosistema cripto
MARÍA PÍA AQUEVEQUE Directora de empresas y experta internacional en activos digitales
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María Pía Aqueveque
Fracaso y fraude no son lo mismo. Una cosa es fracasar y obtener financiación de nuevo para lanzar otro emprendimiento aprendiendo de los errores. Es casi lo habitual en innovación. Otra cosa es cometer fraude, fracasar, y aun así levantar fondos para un nuevo proyecto.
Pero, ¿qué podría suceder para volver a confiar en ese emprendedor fraudulento?
Kyle Davies y Su Zhu, los denominados “Payasos Cripto” y cofundadores de Three Arrows Capital (3AC), el hedge fund que entró en liquidación en junio del año pasado, ahora quieren poner en marcha una nueva bolsa que saque dinero de las cripto empresas en quiebra. Bajo el nombre de GTX, están levantando fondos por cerca de US$ 25 millones para acceder al mercado de reclamaciones criptográficas, que se estima en US$ 20 mil millones. El negocio, consiste en proporcionar liquidez a los reclamantes permitiendo utilizar las reclamaciones (por un porcentaje del valor nominal) como colateral a cambio de su token.
“El mundo cripto hoy se mueve con los mismos estándares éticos del sistema financiero tradicional al asignar capital. Pero con uno o dos grados más de liviandad y voracidad”.
A pocas semanas de la estrepitosa caída de FTX y del procesamiento de su CEO, Sam Bankman-Fried, el ex presidente de la rama estadounidense de esta bolsa de intercambio, Brett Harrison, ya estaba intentando recaudar US$ 6 millones para invertir en una empresa de criptomonedas centrada en la creación de software para grandes inversores, valorada en US$ 60 millones.
Este tipo de situaciones, con emprendedores poco éticos reincidentes, no sólo son propias del mundo cripto; se dan en el mundo emprendedor en general y más frecuente de lo que uno piensa. A pesar de la negatividad que rodea a 3AC, sus fundadores han detectado una brecha en el mercado y tratan de aprovecharla. Creen que tienen un producto adecuado en un mercado global y que sólo necesitan comercializarlo.
¿Qué es lo que no han abordado? Lo más importante: cómo lograrán restituir la confianza, la credibilidad de los usuarios y, en especial, cuáles serán las medidas de protección de los inversores y de prevención de otro evento del tipo 3AC.
Pero es un hecho históricamente comprobado que este tipo de preguntas usualmente pasan inadvertidas si es que los números muestran altas rentabilidad en poco tiempo. Esto es válido para la mayoría de inversionistas de capital e inversores especuladores que sólo buscan a maximizar el portafolio en el corto plazo.
Más allá de estos casos particulares de 3AC y FTX, hay que reconocer que el mundo cripto hoy se mueve con los mismos estándares éticos del sistema financiero tradicional a la hora de asignar capital. Pero con uno o dos grados más de liviandad y voracidad. A la falta de transparencia de estos mercados aún en formación y la actuación fraudulenta de algunos de sus líderes, se suma una conducta de manada típica de las crisis financieras, que ha llevado en estos años a un frenético sube y baja de sus valores. Así ha estado funcionando el juego cripto financiero, que paradójicamente mancha la tecnología subyacente y las promesas que trajo. Esto hace evidente que es tiempo que el ecosistema vuelva a su origen donde se promueva y distinga las buenas prácticas del cripto-washing.