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Columnistas

La elección limitada de Estados Unidos

Por: Equipo DF

Publicado: Lunes 27 de agosto de 2012 a las 05:00 hrs.

La opinión generalizada sobre las elecciones presidenciales de noviembre en Estados Unidos es sólo parcialmente correcta. Sí, las cuestiones económicas jugarán un papel importante a la hora de determinar el resultado. Pero el próximo paso en el argumento -que el ganador dé una contienda cada vez más desagradable tendrá el lujo de implementar políticas sustancialmente diferentes de las de su oponente- es mucho más incierto.

Para cuando comience el próximo mandato presidencial en enero de 2013, y contrariamente al discurso de campaña tanto de Obama como de Romney, quien ocupe el cargo se encontrará con un espacio limitado de maniobra en materia de política económica. De hecho, las diferencias potenciales para Estados Unidos están en otra parte, y todavía tienen que ser comprendidas de manera adecuada por los votantes. Se centran en las políticas sociales que acompañaren un conjunto bastante similar de medidas económicas; y aquí las diferencias entre los candidatos son trascendentales.

Quien gane tendrá que hacer frente a una economía que crecerá a un ritmo lento del 2% o menos el año próximo, con el persistente riesgo de un freno total. El desempleo seguirá siendo demasiado elevado, y casi la mitad de esta cifra será una desocupación difícil de resolver y de largo plazo.

El frente de las políticas será igualmente inquietante. Luego de haber titubeado y discutido por demasiado tiempo, al Congreso le resultará cada vez más difícil dilatar una acción frente a estos desafíos. Mientras tanto, el activismo inusual de la Reserva Federal, que incluye una lista cada vez más larga de medidas experimentales, arrojará menos beneficios y conllevará crecientes costos y riesgos.

La economía también estará operando en un contexto global más difícil. En los próximos meses, la crisis de deuda de Europa muy probablemente empeore. En un momento en que las economías emergentes (inclusive China) se desaceleran, y cuando la coordinación de políticas multilaterales significativas sigue siendo inadecuada, las presiones proteccionistas aumentarán conforme las principales potencias comerciales compitan por una torta estancada.

De modo que, más allá de si se impone el presidente Barack Obama o Mitt Romney en noviembre, el próximo presidente se verá coartado por la doble necesidad de una estabilización económica urgente y de reformas a más largo plazo. Y, con el viento de frente desde Europa y una desaceleración global sincronizada, los candidatos no tendrán otra alternativa que implementar, al menos inicialmente, políticas económicas similares para restablecer una creación dinámica de empleos y una estabilidad financiera.

Se necesitan reformas presupuestarias de mediano plazo para hacer frente al legado de repetidos fracasos parlamentarios. Y, si le presentan números realistas, el próximo presidente pronto se dará cuenta de que la combinación correcta de reformas tributarias y del gasto entra en un rango mucho más estrecho de lo que sugieren los discursos políticos enfrentados de hoy. Ciertamente no es una propuesta de una cosa o la otra.

Las reformas fiscales funcionan mejor en una economía dinámica. Con este fin, Obama y Romney tendrán que eliminar los impedimentos para el crecimiento y la creación de empleo. Una vez más existe menos espacio de maniobra de lo que la mayoría de los políticos nos quieren hacer creer.

Esta es una elección que tiene que ver con la responsabilidad social. Es una elección que tiene que ver con proteger a los segmentos más vulnerables de la sociedad, ofreciéndoles acceso a una mejor cobertura médica. Es una elección que tiene que ver con reformar un sistema educativo que defrauda a los jóvenes de Estados Unidos. Entre las numerosas cuestiones de justicia e igualdad, tiene que ver con que los ricos le retribuyan a un sistema que les reportó una riqueza inimaginable.

Es aquí donde las diferencias entre Obama y Romney son importantes. Cuanto antes el debate de campaña gire en torno a esto, mayor será la probabilidad de que los norteamericanos hagan una elección más informada y, en consecuencia, se involucren en el esfuerzo colectivo necesario para escapar del malestar nacional.

Copyright: Project Syndicate, 2012

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